¿Quién puede anticipar la opinión de una asamblea antes de que se reúna y delibere? Ni el más sagaz de los observadores sería capaz de conseguirlo. Para saber qué reacción van a tener los vecinos después de la visita presidencial habrá que esperar hasta que se reúnan a discutirlo y voten una posición. De todas formas, ayer se escucharon opiniones personales que mostraron una Gualeguaychú dividida. En general, los vecinos valoran como un logro propio que Kirchner haya visitado la ciudad, llevando a sus ministros y a los gobernadores. Pero tienen miedo de que el Gobierno no llegue a frenar la instalación de las papeleras, por ejemplo si llega a un acuerdo para el monitoreo de las plantas en conjunto con el Uruguay.

“Me pasa algo que puede sonar contradictorio”, dice Roxana Echeverri. “Estoy conforme con el hecho de que Kirchner haya venido, porque desde que empezamos la lucha estábamos esperando que se pusiera al frente. Para mí, entonces, es un logro que haya hecho este acto con todos los gobernadores. También apoyo el compromiso que firmaron para mejorar la situación ambiental. Pero al mismo tiempo, esperaba un discurso con más fervor.” Alba Vernandi es una de las integrantes más jóvenes de la asamblea. Tiene dieciocho años. También estuvo en el Corsódromo; cuando el acto terminó, escribió un mensaje en un papel y corrió detrás de la comitiva oficial para que se lo entregaran a Kirchner: “Quería escucharlo decir no a las papeleras”, puso en la hoja. Expresaba así lo que sería, con el correr de las horas, el más repetido de los cuestionamientos.

Jorge Caparia también esperaba “un poco más de dureza”, pero “a fin de cuentas lo que importa es que el tema quede planteado como un problema nacional. A eso lo valoro”.

En el documento que los vecinos pidieron dar a conocer en el acto, y que un locutor leyó a modo de apertura del evento, los ambientalistas plantearon dos reclamos. “Queremos expresarle nuestra satisfacción por estar hoy entre nosotros. También nos complace que estén los gobernadores. Estamos satisfechos por su decisión de ir a La Haya”, un viejo pedido de la asamblea, “y confiamos en que comprenda nuestra preocupación y nuestro estado de ánimo” frente a la instalación de las plantas, señaló el texto en su introducción.

“Tenemos dos aspiraciones: la erradicación de Ence y Botnia de la orilla oriental del río Uruguay y la instauración de la licencia social”. El mecanismo prevé que se consulte a las poblaciones de una región cada vez que una industria potencialmente contaminante pida al Estado ser habilitada.

Ana Angelini, abogada y ambientalista, explicó que en la comunidad europea la consulta social “es obligatoria en todos los estudios de impacto ambiental”. Esa licencia, agregó, se otorga “en forma expresa, haciendo un acto público con el que la comunidad se manifiesta diciendo si está o no de acuerdo con su instalación”.

Los vecinos dijeron ayer que tendrán una audiencia con Kirchner en la Casa Rosada la semana próxima, ya que ayer no pudieron reunirse con el mandatario.

Si bien tenían pautado ir a la ruta el domingo para evaluar los pasos dados por el Gobierno tras el levantamiento del bloqueo al puente, anoche se evaluaba que el encuentro podría adelantarse para hoy, en la ciudad. Sucede que la convocatoria a la asamblea en la ruta estaba atada a la desconfianza de que la Cancillería llevara la denuncia ante La Haya. Con la presentación de la demanda, opina un sector, todo cambió.

Juan Veronessi anticipó anoche esta postura e invitó a que el nuevo día y lugar de la asamblea sea hoy, en la Casa de la Cultura. “Me enteré por televisión”, comentó Alejandra Crimena. “Pero así son las cosas, siempre tenemos diferencias, para eso hacemos las asambleas.”