EL PAíS • SUBNOTA
–Hay en la región una serie de liderazgos con coincidencias políticas inimaginables diez años atrás pero aparece la duda de si esos acuerdos generales rematarán en una integración más consolidada. Argentina tiene un conflicto inédito con Uruguay, hay una discusión muy fuerte entre Brasil y Bolivia. ¿Cómo prevé el escenario regional en los próximos años?
–Consolidación del Mercosur va a haber, consolidación de la región también, discusiones con otros bloques regionales también. Creo que va a haber un cambio político interesante en Estados Unidos. Creo que es muy importante el rol de Brasil y Venezuela en la región. Hay conflictos inéditos, como una discusión ambiental con Uruguay pero al mismo tiempo le damos gas y luz, los argentinos invierten allí. Tiene que haber la madurez de discutir ese tema donde corresponde, creo que con sólo hacer el estudio de medio ambiente ese tema se hubiera resuelto. Comparto absolutamente la posición de los ambientalistas argentinos de Gualeguaychú. En el tema ambiental tenemos asignaturas internas pendientes por décadas que tenemos que resolver.
–¿Está descartada la posibilidad de volver a conversar con el presidente de Uruguay?
–Ya elegimos un mecanismo, hay un camino. La política no se maneja con voluntarismos, se maneja con racionalidad y con seriedad. Nunca puede estar descartado nada pero... Si las circunstancias que nos llevaron al arbitraje cambian, podremos cambiar.
–¿Qué opina de la actitud del presidente Tabaré Vázquez?
–(Pausa, la más larga de la entrevista.) Yo respeto a todos los colegas presidenciales. No puedo hacer una caracterización que no va a ayudar.
–Hablemos de Bolivia, por favor.
–Bolivia, después de Haití, es el país más pobre de la región, está tratando de reconstruir su identidad, buscando su propio modelo. Tenemos que esperar y ayudar. Desde la diversidad de distintas visiones del mundo que cada uno pueda tener, debemos buscar la complementariedad. Hay que saber zanjar la complementariedad dentro de las diferencias. ¿O todos tenemos que pensar igual para alcanzar la integración? El día de mañana puede haber un país de cada color ideológico y, como pasa en Europa, la integración debe estar más allá de cualquier diferencia política o ideológica. Cierto es que entre Brasil y Bolivia hay rispideces que tenemos que ayudar a que se superen, pero la discusión de intereses existe. En Europa se discuten la inmigración, los costos fiscales, la integración de Turquía...
–La Comunidad Europea, que sobrellevó largamente cambios de gobierno, se sustentó en la integración económica. Lo que surge ahora en la región es la tensión entre discursos más o menos parecidos y la puja de intereses. Esa puja debe resolverse para que no todo sea retórica. ¿Le parece que Argentina va a recuperar la armonía con Uruguay? ¿Bolivia llegará a acuerdos estables con Brasil y Argentina respecto del precio del gas?
–Nada debe coartar el proceso de integración. Debe haber una resolución del conflicto ambiental que sea progresista, moderna y ambientalista. También está el problema de la salida al mar de Bolivia, que implica a Chile y al Perú. Hay problemas entre Venezuela y Colombia. Hay que ir resolviéndolos, hay que trabajar. No nos van a regalar la integración, la tenemos que construir.
–Hablando de eso, ¿cómo ve el actual rol de Estados Unidos?
–Francia y Alemania fueron el motor económico de la integración europea. Acá, Argentina y Brasil vienen de una gran crisis. Si consolidan y se recuperan van a poder generar fondos para ayudar a los países más pobres. En Iguazú firmamos un compromiso para hacer inversiones en Bolivia. Hay asimetrías, los países que estén más fuertes económicamente deben ayudar con inversiones a los que lo estén necesitando. En España, un punto del producto por año viene del fondo de infraestructura que la Comunidad Económica dispuso cuando la integró. Estados Unidos ni se acordó de la región, esta es la realidad. Propone tratados de libre comercio que en el marco actual son inaceptables... Con un Estados Unidos distinto, más integrado a la región, todo sería más fácil.
–¿No es una ventaja relativa coyuntural que Estados Unidos después del 11-S no haya fijado su mirada en la región?
–Es una ventaja relativa, con esta política. Y es una desventaja relativa si hay una política más integradora para la región.
–A partir de la nacionalización de los recursos de Bolivia se percibió algo así como una entente entre Evo Morales y Hugo Chávez. ¿Piensa que eso puede generar alguna convulsión?
–Creo que Chávez trabaja con voluntad para la integración de América, tuvo actitudes muy dignas y solidarias con Argentina, con el tema energético, con inversiones. Los argentinos debemos estar muy agradecidos con el presidente Chávez, que ha tenido muy buenos gestos con el país. Nosotros también los hemos tenido con Venezuela. No creo que Chávez tenga que ver con las diferencias que surgieron entre Bolivia y Brasil. Chávez tiene una política muy particular en Venezuela, tiene un problema, ser un monoproductor de hidrocarburos que debe diversificar, industrializar, sumar valor agregado, intensificar políticas agrícolas, políticas educativas. Tiene otros problemas que nosotros... Siempre lo he visto trabajar para la integración, más allá de que podamos tener desacuerdos en varios temas, lo que es una obviedad.
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