“Operación Masacre cambió mi vida. Haciéndolo, comprendí que además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior.” La cita de Rodolfo Walsh estaba oportunamente apuntada sobre el borde del cartel que anunciaba en letras grandes: “Diálogo entre dos generaciones, la masacre de León Suárez”. No fue un acto más, se trató de una reflexión que acercó a hijos e hijas de las víctimas del terrorismo de Estado de los ’50 y los ’70. Ante un auditorio conformado por 200 personas, en el centro deportivo y cultural de Suterh, en San Telmo, charlaron y compartieron experiencias Mirta Gareca, María Cristina Caro y Alicia Rodríguez, en representación de los fusilados, y Walter Meza Niella y Emilio Quinteros, ambos hijos de desaparecidos.

“En mi familia estaba prohibido hablar del tema. Mi padre era militar pero luchaba junto al pueblo, era totalmente nacionalista. Estoy segura de que si se hubiera hecho justicia con los dictadores del ’55 no hubiera pasado lo del ’76”, afirmó María Cristina, hija del capitán Eloy Caro, fusilado el 11 de junio del ’56 en Campo de Mayo. “Fue el terror, hasta hoy mi mamá vive aterrada. Me acuerdo que tiraron el busto de Perón y Evita en el colegio, en mi casa a esos bustos sólo les faltan las velitas para convertirse en santos”, contó Alicia Rodríguez, mientras Emiliano, el más joven de la mesa e hijo del desaparecido Tomás Quinteros, asentía con su cabeza para agregar luego: “Nos hermana el terror, el miedo y el vacío”.

La charla fue organizada por el PJ y el Frente para la Victoria porteño, y estuvo coordinada por Mara Brawer, secretaria de Derechos Humanos del PJ, y la periodista Mona Moncalvillo, que antes de empezar con las preguntas dijo: “El terrorismo de Estado tiene su nacimiento con los fusilados de León Suárez”.

Cuando la directora de Radio Nacional preguntó si desde el peronismo habían recibido algún tipo de apoyo, las tres hijas de los fusilados en León Suárez coincidieron en destacar que muchas veces se sintieron usadas (“solamente nos llamaban para los actos del 9 de junio, el resto del año no existíamos”) y otras, directamente olvidadas. A su vez, Rodríguez dijo que por primera vez sentía que el tema había tenido repercusión “por la cantidad de gente que vino a los diferentes actos y por la importancia que le dieron los medios”.

“Estos hechos fueron silenciados porque representaban la posibilidad de un Ejército nacional diferente, que intentó resistir. Un Ejército que no era una utopía, que estaba vinculado con el pueblo y la Nación”, comentó el documentalista Marcelo Schapces al principio del encuentro. Quinteros también destacó la otra cara de los militares: “Cuando tengamos tipos como Perón, Mosconi o Valle va a ser más fácil retomar esta postura antimilitarista instalada en buena parte de la sociedad”. La defensora del Pueblo de la Ciudad, Alicia Pierini, que también concurrió al acto, reafirmó que “hubo una continuidad de la represión de los ’50 y de los ’70 y eso que en los ’50 no había ‘subversivos’”.