EL PAíS • SUBNOTA
El Presidente contestó de esta manera a los planteos de los empresarios españoles, que pidieron “soluciones a los problemas del pasado”. Kirchner les dijo que la crisis del 2001 no los tomó por sorpresa e instó a invertir en el país.
“Nunca tuvieron mejores condiciones que ahora”, fue la respuesta del presidente Néstor Kirchner –dejando de lado el discurso que tenía escrito– al orador precedente, Javier Gómez Navarro, titular de la más importante cámara empresarial, quien había dicho en su discurso “no vamos a volver sobre un problema que todos conocemos”, en alusión al retraso tarifario, algo que crispa los nervios de la delegación argentina.
Cumplida la primera parte de la agenda política, la comitiva presidencial se trasladó a las afueras de Madrid, al restaurante Casa de Mónico, ubicado en la carretera Cataluña, donde lo esperaban los integrantes del Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España.
Antes del almuerzo se hicieron los discursos. Javier Gómez Navarro, presidente de la institución, comenzó diciendo que “el mensaje que estamos recibiendo de las autoridades de ambos países apunta a la conveniencia de impulsar la presencia de pequeñas y medianas empresas españolas en la economía argentina”. Luego subió el tono hasta transformarlo en reclamo: “Yo quisiera recordar a nuestros amigos argentinos que tenemos que hacer un esfuerzo por cambiar la imagen de nuestras relaciones, pues lo único que trascendió a la opinión pública son los problemas de las empresas españolas en la Argentina y no son noticia los casos exitosos... Las empresas se mueven tanto a la hora de comerciar como de invertir por las expectativas de beneficio y por la confianza. Sugerir soluciones a los problemas planteados sería ya un buen inicio para el restablecimiento de la confianza. Por ambas administraciones se nos está sugiriendo la necesidad de mirar sin temores al futuro y la mejor manera de generar expectativas es buscar y sugerir soluciones a los problemas del pasado”, disparó este empresario de una edad similar a la del Presidente y con un porte fornido. Partieron tímidos aplausos desde las mesas de la delegación argentina, que ocupaba casi un tercio del total de asistentes.
En la mesa central, la senadora Cristina Fernández de Kirchner era la única mujer entre una docena de empresarios y funcionarios del Gobierno. Kirchner se paró, saludó a Gómez Navarro, tomó unas hojas y se acercó al micrófono. Empezó leyendo –los voceros de Presidencia dicen que sólo tenía un párrafo escrito–, pero el in crescendo del mensaje bien da lugar a pensar que el jefe de Estado decidió cambiar sobre la marcha y recoger el guante del anfitrión.
“Sería importante hacer algunas reflexiones juntos, hacer un análisis de las inversiones, ver el antes y el ahora”, dijo Kirchner después de los saludos de rigor. “Yo preguntaría cómo hoy se habla de seguridad y previsibilidad... Hoy hay superávit fiscal del 3,6 por ciento, se pagó la deuda con el FMI, se recuperaron en seis meses el 70 por ciento de las reservas empleadas para eso. Crece un 15 por ciento la recaudación, el 7 por ciento la actividad industrial. Se conocerá por estas horas el índice de actividad económica de abril del 6,4. El PBI llegó al 8,6 en el primer trimestre, bajamos el nivel de endeudamiento”, enumeró el Presidente sin necesidad de apuntes –como lo había hecho, aunque en otro tono, por la mañana, en las Cortes–. “Nunca tuvieron mejor marco que ahora”, remató Kirchner para seguir dando cifras de la reducción de la pobreza, el desempleo, el crecimiento del sistema bancario, industrial, del consumo primario “en un 30 por ciento” y de la inversión “que duplica y hasta triplica a otros países de la región”.
Después de otra avalancha de datos, Kirchner reflexionó: “Esta situación es altamente superior a los ’90, cuando hicieron grandes inversiones en la Argentina”.
A esa altura, el Presidente hizo un repaso de la historia reciente y sugirió: “A ninguno de ustedes los tomó por sorpresa la crisis del 2001... El uno a uno era una situación ficticia, insostenible, pero el gobierno dela Alianza no tuvo la valentía para salir de la convertibilidad y luego sobrevino la devaluación asimétrica, los incumplimientos y la crisis”.
Después, el Presidente amplió la perspectiva y habló de la región: “Ustedes saben bien que las discusiones de intereses no son ideológicas... Se habla de gobiernos populistas y yo creo –con todo respeto– que es absurdo. Lo que hay en Latinoamérica son gobiernos progresistas diferentes entre sí...”, sostuvo Kirchner para respaldar una vez más a Evo Morales y a Hugo Chávez, “que es muy importante para la región” (ver página 4).
Después de 25 minutos del discurso más duro desde que llegó a la península, Kirchner instó a los empresarios “a invertir en la Argentina”. Dijo además: “Queremos que tengan rentabilidad, que ganen plata, que creen empleo, que generen inclusión social... Una vez más, gracias por la invitación, y sobre todo gracias al pueblo de España”.
Aplausos con poco entusiasmo y se sirvió la comida.
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