Fernando Melillo no confrontó con Elisa Carrió en su carta de renuncia al ARI y sólo marcó las divergencias políticas entre ambos. Lo mismo hizo en diálogo con Página/12, aunque aportó mayores precisiones sobre el motivo de su alejamiento: remarcó que “Lilita se retiró del camino de construir una alternativa de poder”, así como también que Enrique Olivera no es “el mejor posicionado para enfrentar a la derecha” en la pelea por la Jefatura de Gobierno porteña. Adelantó, además, que ahora se propone aportar a la articulación de un espacio transversal de centroizquierda.

–¿Quién representa hoy en la Argentina esa oportunidad histórica de la que usted habla?

–Es una combinación. En lo que corresponde al Gobierno depende de cuánto avanza en serio en esta idea de concertación plural y desde el lado de los sectores del centroizquierda depende de cuánto avanzamos en serio en deponer la fragmentación, el narcicismo y los microproyectos personales. Esa fue la diferencia que me llevó a abandonar el ARI.

–¿Lo de narcicismo y los microproyectos personales lo dice por Carrió?

–No, tiene que ver con el centroizquierda en general.

–¿A Carrió la ubica en el centroizquierda?

–Carrió se ha apartado de la convocatoria inicial de constitución del ARI a construir una alternativa de mayorías teniendo mucho cuidado de que el fin no justificaba los medios. Lilita ha preferido convertirse en una suerte de referencia política, cultural y ética interpeladora de la sociedad, pero se retiró del camino de construir una alternativa de poder.

–¿La ve más cerca de Mauricio Macri y Roberto Lavagna?

–La veo en una situación en la que ha privilegiado la idea de que hay que hacer una revolución cultural en la política argentina, que considera imprescindible para imaginar un país distinto.

–¿Qué significó para usted la decisión de Carrió de optar por Olivera como primer candidato a legislador y posicionarlo para competir por la jefatura de gobierno?

–El motivo de mi decisión es más complejo y profundo. De todas maneras, no creo que Olivera sea el mejor posicionado para enfrentar la derecha.

–¿Influyó en su decisión el papel del ARI en la destitución de Aníbal Ibarra?

–Esta decisión también es independiente de eso.

–¿Reivindica el voto del ARI a favor de la destitución de Ibarra?

–Se actuó de manera apegada a lo que establece la Constitución. Para acusar hubo consenso, pero no con respecto a la destitución, y los legisladores que fueron jueces actuaron con libertad de conciencia.

–¿Y en términos políticos cómo analiza hoy que el ARI haya terminado votando lo mismo que el macrismo y la izquierda?

–Lo que desnudó ese proceso y la tragedia de República Cromañón fue la debilidad de todas las estructuras políticas en la ciudad. Hubo comportamientos incoherentes, apresurados y mediáticos de todos los actores políticos.

–¿Se sumaría a la concertación convocada por el Gobierno?

–Más que sumarme a, voy a convocar a un proceso.

–¿Convocar con quiénes?

–Con otros con los que he conversado sobre la articulación de esta convergencia futura del país. Con Martín Sabbatella, Hermes Binner, Emilio Martínez Garbino, Chacho Alvarez, Luis Juez y otra gente que tiene para aportar a ese proceso pero no es tan conocida.

–¿En el plano local con quién se plantea trabajar?

–Con gente de centroizquierda, con dirigentes como Claudio Lozano o Carlos Heller.

–¿A quién ve mejor posicionado como candidato a jefe de Gobierno: a Jorge Telerman o a Daniel Scioli?

–En términos de números, no lo podría decir. Espero que en la ciudad podamos poner los caballos delante del carro y no al revés. Definir candidaturas sin antes discutir estrategias, debatir ideas y revisar qué pasó y qué se hizo mal va a ser contraproducente.

–¿Qué opina de la gestión de Telerman?

–Está empezando. Por ahí no hubiera movido tanto la estructura de la administración porque lentificó algunos tiempos.

–¿Qué le dijo Carrió cuando le comunicó su decisión?

–Que la aceptaba, que eso no modificaba el afecto que había entre nosotros y me deseó suerte.

–¿No hizo ningún intento por retenerlo?

–No, porque fue un proceso largo en el que estaba claro que no sería bueno que siguiera en el ARI.