EL PAíS • SUBNOTA
La Corporación Financiera Internacional, dependiente del Banco Mundial, contrató a tres consultoras para completar el estudio de las pasteras que Botnia y Ence están construyendo en Fray Bentos.
› Por Laura Vales
La Corporación Financiera Internacional –perteneciente al Banco Mundial– contrató tres nuevas consultoras para que completen el estudio de impacto ambiental de Botnia y Ence. El organismo había decidido, hace tres meses, congelarles el crédito hasta tener completos los informes sobre sus efectos “ecológicos y sociales” (se supone que el BM está obligado a financiar proyectos “sólo” en el caso de que sean “ambientalmente responsables”). El BM espera que el resultado final de la evaluación esté listo para fines de septiembre.
Los equipos técnicos de las consultoras ya llegaron a Fray Bentos; se trata de personal de las empresas Ecometric, Fénix y Procesis. La CFI dio a conocer ayer la novedad, aunque no hizo público los términos de referencia de los estudios encargados, es decir que no dio a conocer qué les pidió que analicen a las consultoras. Por este motivo, el gobierno argentino, a través de la Secretaría de Medio Ambiente, presentará una queja.
Los créditos que el Banco Mundial tiene pendientes suman cuatrocientos millones de dólares, a repartirse en mitades entre Botnia y Ence; por otra parte, del resultado del estudio de impacto ambiental también depende de que la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), otorgue a Botnia trescientos millones para un seguro contra riesgos políticos.
El estudio ha sufrido sucesivas impugnaciones. En diciembre del año pasado, la CFI publicó un informe preliminar que respaldó la construcción de las plantas. La Argentina denunció que el trabajo era “parcial e incompleto”. La CFI reconoció la impugnación y mandó a hacer nuevos estudios a un panel de expertos independientes. Este equipo, integrado por los canadienses Wayne Dwernychuk y Neil McCubbin, reconoció que faltaba “información” y nuevos “análisis”. Por esto, los créditos quedaron suspendidos. Se supone que con la entrada de las nuevas consultoras el proceso se completará.
El estudio de la CFI tiene una importancia clave para el acceso de las empresas al crédito, pero no es considerado confiable desde el punto de vista científico. El Banco Mundial ha financiado la forestación a gran escala en el Uruguay y luego la instalación de las pasteras; es parte y no juez en el conflicto. Lawrence Summers, ex vicepresidente del BM, habló ya en 1992 sobre el traslado al sur de las industrias contaminantes. Dijo Summers: “Entre nosotros, ¿no debería el Banco Mundial alentar una mayor transferencia de industrias sucias al Tercer Mundo? Numerosos países se encuentran muy limpios, por lo que sería lógico que recibieran industrias sucias (...) Una cierta cantidad de contaminación debería ser realizada en países con costos más bajos, con menores salarios, por lo que las indemnizaciones a pagar por los daños serán también más bajas que en los países desarrollados. Creo que la lógica económica que existe en la exportación de un cargamento de basura tóxica a un país con salarios más bajos es impecable y debemos tenerla en cuenta. Las sustancias cancerígenas tardan muchos años en producir sus efectos, por lo que esto sería mucho menos llamativo en los países con una expectativa de vida baja, es decir, en los países pobres donde la gente se muere antes de que el cáncer tenga tiempo de aparecer”.
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