Mar 03.10.2006

EL PAíS • SUBNOTA

Convivencia forzada

› Por N. V.

Tras la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética, Ucrania se independizó en 1991. A partir de entonces empezó un complejo proceso de autonomía, con el país tironeado por Rusia, la Unión Europea y Estados Unidos. El presidente Viktor Yushchenko llegó al poder en diciembre de 2004 tras la llamada Revolución Naranja que denunció fraude electoral por parte de su antecesor Victor Yanukovich. La tensión política derivó en cíclicas crisis hasta que formaron un gobierno de cohabitación en el que Yanukovich ocupa el cargo de primer ministro. La convivencia no es sencilla máxime si se tiene en cuenta que durante la campaña electoral Yushchenko fue internado por el inexplicable deterioro de su salud. Inexplicable hasta que médicos austríacos aseguraron que fue víctima de envenenamiento con dioxinas. Antes de descompensarse y sufrir un súbito proceso de envejecimiento, el hoy presidente había compartido una cena con agentes secretos ligados a la ex KGB. Su entonces rival Yanukovich era el candidato avalado por Rusia. A pesar del dificultoso proceso de estabilización que incluyó una impiadosa negociación con Rusia que, entre otras cosas, a principios de año le cortó el gas para que suba el precio, Ucrania tuvo un crecimiento del 113 por ciento de su PBI en el último lustro, duplicó el ingreso per cápita y mantiene una tasa de desempleo del 5 por ciento.

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