Jue 12.10.2006

EL PAíS • SUBNOTA  › LA CRISIS DE LOS HOSPITALES CREADOS POR COMUNIDADES INMIGRANTES

Un origen común con destinos diferentes

“Estamos en el Titanic”, comentaba un médico por uno de los pasillos del Hospital Francés. Su paisaje habitual incorporó cámaras y periodistas en la guardia que observaban al personal del establecimiento gritando cada vez que llegaba una ambulancia para llevarse a algún paciente. En la sala de espera, desde un televisor se anunciaba lo que pasaba a unos metros de allí. Y en el pasillo, el médico –que prefirió no dar su nombre– advertía: “Esto pasa porque alguien se quedó sin el pan y sin la torta”. El Hospital Francés no quedó afuera de la crisis que llegó en los últimos años a los hospitales centenarios que surgieron de distintas colectividades en su momento de esplendor. Todos tienen una raíz en común pero a su vez tuvieron evoluciones distintas.

Así como el Francés, cuyos orígenes datan de 1832, varios hospitales que surgieron de diversas comunidades de inmigrantes que llegaban a la Argentina en las primeras oleadas tuvieron sus períodos críticos. Algunos de ellos subsistieron, otros aún no se reponen.

“El Francés, como el Israelita, arrastra una pre quiebra desde hace años”, explica Aldo Neri, médico y ministro de Salud durante la presidencia de Alfonsín. “Estos hospitales, que son centenarios, que en algunos casos son organizaciones, se fueron transformando al calor de la evolución de la sociedad argentina”, señala. “Comenzaron siendo benéficos, sostenidos desde el siglo XIX por inmigrantes en buena posición que aportaban para quienes llegaban en condiciones paupérrimas. Este fue el inicio de muchos de ellos, se fueron transformando en mutuales nacionales donde inmigrantes iban aportando. Y había una sociedad que se organizaba con gente de esa nacionalidad”.

Tiempo después “se cierra la inmigración, se mueren los inmigrantes originales, de la época de mis abuelos, y entonces la condición mutual por nacionalidad se fue perdiendo”, indica. Además, “la economía empieza a pesar, se hace cara la asistencia médica y la base mutual no alcanza y se empiezan a abrir al sanatorio, se incorporan a la actividad de mercado privado. Empiezan a contratar como obras sociales, como forma de ir sosteniendo la economía que se les caía”. Neri aclara que estos procesos “son desparejos y dependen de la evolución de cada uno”.

Algunos hospitales “fueron administrados con poco espíritu de empresa. Cuando la economía se puso dura, las gestiones no siempre se pudieron adaptar. Otros reaccionaron y llegaron a ser hospitales exitosos como el Británico, el Alemán, el Italiano. Los españoles tuvieron más altibajos pero se sostienen, otros fueron más afectados”.

“La característica que algunos han preservado es que no se sanatorizaron del todo, mantienen algo de hospital. Cuando uno entra al Italiano, que hoy es un empresa exitosa, adentro siente que uno está en un hospital, no un sanatorio”. Neri subraya que “la historia tiene una raíz común pero los procesos fueron diversos” en cada establecimiento. Al principio “se limitaban a recibir a gente de la colectividad, después se fue abriendo porque quedaban pocos”.

En cuanto a la apertura hacia capitales privados, Neri señala: “No conozco demasiados capitales financieros que inviertan en salud. En general es frecuente que grupos médicos exitosos que tienen especialidades de alta tecnologías, en las que han invertido ellos mismos como socios, se plieguen a estos hospitales. Porque llegó un punto en que los hospitales no podían comprar equipo”.

Aun así y pese a estas sociedades, los hospitales “mantienen cierta autonomía y cierta mentalidad distinta de la pura del mercado”. Lo que es cierto es que “no hay muchos capitales extramédicos que inviertan en hospitales como éstos”. Neri indica, por ejemplo, que el Hospital Italiano “ha recibido hasta subsidios del gobierno italiano y de grandes empresas argentinas con orígenes italianos”.

En ese contexto, el Hospital Francés se hunde. Luego de varios meses de sueldos atrasados, el hospital fue intervenido después de que el Grupo Bapro, su propietario, entrara en convocatoria de acreedores y quebrara en diciembre de 2005. Aun así las cosas no se solucionaron.

Informe: M.S. Wasylyk Fedyszak.

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