De acuerdo con el relato de su defensor, Emilio “Madonna” Quiroz justificó su accionar en la puerta de la quinta de San Vicente ante el juez César Melazo asegurando que actuó “en legítima defensa de un tercero”. Quiroz argumentó a su favor que sólo gatilló su arma Bersa 9 milímetros “contra un paredón” de la quinta 17 de Octubre fijándose de “no herir a nadie”, en medio de la refriega de patotas sindicales durante el traslado de los restos de Juan Perón. Quiroz –que negó ser chofer del dirigente Pablo Moyano– aseguró en la indagatoria que se conmovió al ver a sus compañeros atacados y a un anciano que estaba siendo golpeado. Pero que cuando quiso intervenir fue rodeado por siete personas que lo cortaron con una botella de vidrio; logró zafarse, caminó hasta su auto, tomó el arma, la cargó y volvió para lograr que soltaran al anciano. “No encontré otra forma, no había policías, no tenía cómo pedir ayuda”, dijo Quiroz según el relato de su abogado, el ex juez Daniel Llermanos. “No sé si fue al acto con un arma, si era de él o no. El tiró ahí para no causar ningún daño. En ningún momento tuvo intención de disparar contra persona alguna: en un ataque de nervios, tiró contra el paredón; sabe tirar y sabía que no iba a herir a nadie”, insistió Llermanos para justificar sin suerte su pedido de eximición de prisión y el cambio de carátula de la causa.