“Cada amanecer se renuevan en cada uno de nosotros la ilusión y la misma pregunta: ¿Dónde está Tito? ¿Será hoy? ¿Cómo está? ¿Con quién está Tito? ¿Está solo? ¿Está bien? ¿Si alguien lo tiene? ¿Quién? ¿Sabe de nuestra preocupación? ¿Sabe por lo que está pasando su familia?”. Así expresó su desazón e incertidumbre la familia de Jorge Julio López, al cumplirse un mes de su desaparición. En una carta titulada “Los argentinos tienen que saber”, la esposa de López, Irene, y sus hijos Gustavo y Rubén, explicaron que “Tito” es el apodo por el que “familiares, vecinos y amigos” conocen al testigo que colaboró en la condena a reclusión perpetua contra el represor Miguel Etchecolatz. En este segundo mensaje (el anterior había sido redactado el 4 de octubre), destacaron que “cada día que pasa esperamos una señal, algún dato, alguna información, algo que nos ayude a alentar, a tener alguna esperanza. Como si todo esto fuera poco, cada mañana, cada noche, nos invaden más y más preguntas”. Los López expresaron: “Nosotros como tantas familias de nuestra querida Argentina conocemos poco de ‘aparatos represivos’, ‘marchas y contramarchas’, ‘venganzas’, ‘complot’, ‘fantasmas del pasado’, ‘odios guardados o reprimidos’”. Y agregaron que “los más íntimos, los que tuvimos acceso a sus ‘famosos escritos’, vimos varias veces una frase que conmueve y que nos bastó para comprender a Tito, este hombre común: el anhelo, el afán de Tito era: ‘Los argentinos tienen que saber’. El sólo quiere ‘justicia’. Pronto estarás entre nosotros nuevamente, te esperamos”.