Es un clásico bonaerense. Y lo es desde que Aníbal Fernández la desconsideró calificando sus intervenciones como “discusiones de alta peluquería”. Por eso Chiche Duhalde –de ella se trata– tiene ahora al ministro del Interior como su blanco preferido. Ayer le apuntó para exigirle que aporte pruebas antes de hablar de la existencia de un complot detrás de la batalla de San Vicente. “Si hace esa aseveración, tiene que mostrar los elementos de prueba que tiene, presentarlos ante la Justicia y ante la opinión pública, es su deber hacerlo”, sostuvo. Según la esposa de Eduardo Duhalde, lo sucedido durante el traslado de los restos de Perón “fue un enfrentamiento entre dos barras bravas de dos sindicatos (por los camioneros y la Uocra platense) que peleaban por ocupar (en el palco del acto) un espacio más importante que otro, y como generalmente detrás de todo eso hay consumo de alcohol y demás elementos, pierden el control. Entonces se miran mal y ya se toman a las piñas, yo creo que fue eso, pero es lamentable, porque en realidad ni la Policía Federal ni la policía provincial podían estar ausentes”, extendió sus críticas hacia el gobernador Felipe Solá.