Por Pablo Feldman
Desde Rosario

“Durmió mal y se levantó peor”, dijo a Página/12 un estrecho colaborador de Carlos Reutemann, quien después de anunciar su no-candidatura concedió un par de entrevistas televisivas y pernoctó anteanoche como lo hace cada vez que llega a la Capital Federal en el Hotel Plaza Francia. “A la mañana lo vi transpirar como nunca”, continuó la fuente hasta desembocar por fin en una valoración política; “está elaborando el duelo, deber haber sido uno de los peores días de su vida”. Antes de las seis, Reutemann ya estaba en pie, las radios se encargaron de apurar su desayuno, y alrededor de las nueve, luego de una improvisada conferencia de prensa en la puerta del hotel, partió rumbo a Aeroparque para abordar el avión de la gobernación que una hora más tarde aterrizó en Sauce Viejo. “La vida continúa”, dijo el Lole con la voz cascada.
Al llegar a la Casa de Gobierno en Santa Fe hubo otra conferencia de prensa: “No tuve ningún mensaje amenazante desde La Rioja”, aclaró luego de reconocer que recibió una vista en su campo la tarde del sábado. “Como dijo Aldo Rico, que se vayan todos porque hay algunos que están esperando que quede una silla vacía para llegar”, y fue otra de las definiciones del Lole que no alcanzó para develar que fue eso que vio “y tal vez nunca pueda decir en público, algo que no me terminó de convencer”.
Después de cumplir con una breve agenda de gobierno, tomó su automóvil y manejó hasta su campo en el que esperaba poder descansar después de “el día más difícil de su vida”, tal como lo definió uno de sus acompañantes en el tour por Buenos Aires de los últimos tres días.
“Hay una suma de cosas, son pequeñas cosas que uno va viendo que se plantean en una campaña presidencial y todas en conjunto hace una gran cosa”, fue la respuesta que ensayó Reutemann cuando los periodistas le pidieron precisiones en torno de eso que “vi y tal vez nunca diga”. Sin embargo, con el correr de la conferencia de prensa el “opni” (objeto político no identificado) comenzó a construirse: “Hay un pleito eterno entre Menem y Duhalde, y no hay señales de que vaya a ser una interna limpia, con reglas claras en cuanto a la ética”, sostuvo el gobernador que se sentía “entre dos fuegos”. A eso agregó, “no tuve ningún mensaje amenazante desde La Rioja”, aunque reconoció la visita de un emisario de Carlos Menem. En otro párrafo, Reutemann tomó distancia de cualquier figura del PJ al declarar que “no va a funcionar el dedo” y agregó que “nadie tiene el 50 por ciento de los votos en el partido y vamos a tener tres o cuatro candidatos”. Antes de terminar el encuentro, Reutemann reiteró que “es la vez número 44 que lo digo; no voy a ser candidato”.
En su entorno –tal vez por necesidad de creerlo más que por datos comprobables– sostienen que “esta historia tiene final abierto”. “En este escenario el Lole está fuera de la carrera, pero después del impacto del anuncio nadie apuesta demasiado a que este cronograma de internas abiertas y elecciones generales se mantenga”, dijo a Página/12 una fuente confiable que abrió la posibilidad de un cambio de decisión “en otro contexto, con otras perspectivas, que ahora no se veían y apuraron la salida de pista del Lole”.
Pasado el mediodía, Reutemann abandonó la Casa Gris, ya no podía mantener la sonrisa que lo acompañó en el hall de la Rosada cuando anunció que no sería candidato. “Pasó uno de los peores días de su vida; está elaborando el duelo. Nadie que sueñe con ser Presidente puede sentirse bien si se está tan cerca y no se llega”, dijo el vocero del santafesino que recordó que “en las 14 elecciones en que el Lole tuvo participación, la lista se presentó el último día, cinco minutos antes del cierre”, sostuvo, obligando a que su jefe deba ensayar antes del 24 de setiembre la negativa número 45.