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Ibarra se lanza sí o sí buscando la reelección
Todavía no lo anunció públicamente, pues quiere arreglar antes su relación con el ARI, especialmente, y con Kirchner. Pero su decisión es firme y no la demorará si se complica el acuerdo.
› Por Santiago Rodríguez
“O se sale a jugar el partido y jugamos entre todos, con vocación de poder, o también seremos de alguna manera responsables”, dijo ayer Aníbal Ibarra. A buen entendedor, pocas palabras: “jugar el partido” no es otra cosa que dar pelea en las urnas y “entre todos” quiere decir con Elisa Carrió o el mismo gobernador santacruceño Néstor Kirchner, con quienes ya se asoció para impulsar la renovación de todos los cargos electivos. La camiseta que Ibarra piensa ponerse para ese “partido” es otra vez la de candidato a jefe de Gobierno porteño, y si todavía no anunció públicamente el lanzamiento de su carrera a la reelección es para que su decisión de adelantar las elecciones y promover la caducidad de los mandatos en la ciudad no sea interpretada como una especulación electoral. De todos modos, Ibarra no demorará mucho más ni esperará a llegar a un acuerdo con Carrió para oficializar su candidatura.
Los análisis que realizan por estos días Ibarra y los suyos son diversos y van en distintos sentidos. El más reciente es el que tiene que ver con la decisión del santafesino Carlos Reutemann de no presentarse como candidato a presidente por el PJ. El mismo jefe de Gobierno opinó que eso “favorece las posibilidades de (Carlos) Menem en la interna, deja mal colocado al duhaldismo y lleva a que gran parte del peronismo vaya detrás del proyecto Menem, que es uno de los proyectos más duros, más radicalizados, y que va a polarizar a una sociedad en forma antagónica”.
Ibarra evaluó también que un eventual retorno del menemismo al poder significaría un “mayor ajuste de tuercas en términos sociales y hasta vinculado con el tema de seguridad, porque Menem tiene un concepto hasta de, si es necesario, poner a todas las fuerzas de seguridad en la calle”. Fue en ese contexto que sostuvo que las próximas elecciones marcarán una dicotomía entre “una Argentina muy, muy dura por delante o una perspectiva de renovación”.
La exhortación de Ibarra, además de ser una ratificación de que irá por su reelección, contiene un par de mensajes para Carrió. El primero es sobre la necesidad de presentar batalla en las urnas en lugar de promover la abstención, una alternativa que la chaqueña evaluó apenas Eduardo Duhalde anunció el adelantamiento de las elecciones. Más allá de que los dejaría parados en un lugar por demás incómodo, en el ibarrismo consideran que esa jugada sería un error político. “Sería leído como que una vez más este sector tiene posibilidad de gobernar y no asume esa responsabilidad”, argumentan y recuerdan el caso de Carlos “Chacho” Alvarez en 1996, cuando no compitió con Fernando de la Rúa por la Jefatura de Gobierno porteña y puso en su lugar a Norberto La Porta o, mucho más acá en el tiempo, la renuncia del mismo Chacho a la vicepresidencia. Por esa razón, Ibarra ya tiene una decisión tomada: aun cuando Carrió decida no competir, él se presentará en la ciudad y en todo caso acompañará la posición de la chaqueña en el orden nacional.
La otra señal de Ibarra hacia Carrió tiene que ver con su convicción de que sería “perjudicial” dividir un espacio de centroizquierda que a su juicio ambos comparten. No por nada el jefe de Gobierno porteño remite cada dos por tres el caso de las últimas elecciones en Francia, donde las divisiones del socialismo allanaron el camino del ultraderechista Jean–Marie Le Pen al ballotage definitivo con Jacques Chirac.
Desde hace tiempo que en el entorno de Ibarra ven a Mauricio Macri como el principal adversario. El abandono de Reutemann los hace dudar de si irá detrás de Menem o por fuera del peronismo, pero no de que sigue siendo el candidato “que expresará a la derecha” ni de que será necesario llegar a una segunda vuelta para derrotarlo.
Ibarra lanzará en poco tiempo su candidatura con el objetivo de consolidarse como el postulante del “espacio progresista” en la ciudad y no esperará un eventual cierre con Carrió, que ahora más que antes considera posible. Al margen del canal de diálogo abierto entre ambos a partir del acuerdo para impulsar la caducidad de los mandatos los ibarristas están confiados por su convicción de que expresan lo mismo en términos políticos y destacan que, hasta ahora, la chaqueña no ha mostrado ninguna intención de instalar un candidato propio en el distrito.
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