EL PAíS • SUBNOTA
El juez de la Corte Raúl Zaffaroni hizo este planteo a Página/12. Es una lectura novedosa que permitiría que el tribunal no se paralice mientras el Poder Ejecutivo decide si cubre las dos vacantes.
› Por I. H.
Uno por uno, todos los integrantes de la Corte Suprema le fueron reclamando al Gobierno en los últimos meses que defina qué hará con las dos vacantes que quedan en el tribunal. Le piden que nombre nuevos jueces o que achique la composición a siete miembros, pero que haga algo, ya que en las condiciones actuales les cuesta conseguir mayoría de cinco votos para firmar sus resoluciones. Ante la emergencia, uno de los jueces supremos, Raúl Zaffaroni, analiza una solución que podría surgir de la propia Corte. “Me parece que estamos haciendo una mala interpretación de la ley y que podríamos firmar los fallos con mayoría de cuatro votos”, sorprendió en diálogo con Página/12.
Desde que el año pasado dejaron la Corte Antonio Boggiano, el último automático destituido, y Augusto Belluscio, quien se jubiló, quedaron dos lugares vacíos que nadie ocupó. El Gobierno dejó el tema en suspenso y no nombró reemplazantes ni promovió la reducción del tribunal por ley. Después de la polémica reforma del Consejo de la Magistratura, cualquier movimiento en la Justicia, leyeron en despachos oficiales, multiplicaría las suspicacias. En este escenario, la Corte siguió funcionando con las reglas y la estructura de nueve miembros, donde las votaciones requieren mayoría de cinco.
“Muchas veces nos quedamos con los votos cruzados y las causas no salen. Los casos más importantes son los del corralito y las deudas hipotecarias. Pero no son sólo ésos. También hay otros casos menores, que no son públicos, pero que sí tienen trascendencia para las partes”, alertó Zaffaroni. A comienzo de esta semana hizo el mismo reproche Carmen Argibay y lo señalaron también ayer como tema de preocupación el presidente electo del tribunal Ricardo Lorenzetti y su vice, Elena Highton de Nolasco.
Hasta ahora, la mayoría apuntó a que la salida al intríngulis venga del Poder Ejecutivo. Los supremos analizaron, en conversaciones informales, fuera del plenario, la posibilidad de motorizar un cambio al reglamento desde la propia Corte, pero algunos advirtieron que sería inconstitucional. Pero Zaffaroni pondrá en discusión entre sus colegas una alternativa más sencilla, basada en una mirada distinta sobre la ley.
La ley orgánica 1285/58 del Poder Judicial, que es la que regula el funcionamiento del Corte, dice en su artículo 23 que las decisiones se tomarán por mayoría absoluta de los jueces que integran el tribunal. Za-ffaroni dice: “Ahora estamos integrados por siete jueces, no por nueve.
Si fuéramos nueve y dos se fueron a comprar cigarrillos a la esquina es una cosa. Pero somos siete. Nos estamos dejando llevar por la interpretación tradicional”.
–Pero si empezaran, de un día para el otro, a fallar con mayoría de cuatro ¿no les podrían plantear que son decisiones nulas? –le preguntó Página/12.
–Es la única duda que tengo, quizás esté el riesgo de que se interprete la nulidad de las sentencias. Pero, insisto, la ley es clara.
–¿Por qué no nombrar conjueces para desempatar cuando es necesario?
–Es caro, porque son camaristas que hay que traer del interior, y es un trámite largo. En los casos muy trascendentes como el corralito, buscamos sentar una jurisprudencia y que no cambie todo el tiempo el criterio.
–¿A qué atribuye la demora del Gobierno en definir un rumbo?
–No sé qué piensa el Gobierno. Sospecho que temen que ante cualquier nombramiento los acusen de querer monopolizar la Corte, pero eso no tiene fundamento. Si reducen la Corte a siete también habrá una lectura política. A esta altura, lo mejor que podrían hacer es reducir a siete.
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