Mohsen Rabbani fue agregado cultural de la embajada Iraní en la Argentina. A lo largo de la investigación por el atentado de la AMIA se lo señaló como una pieza clave: está acusado de haber usado su rol diplomático como pantalla para reclutar a los hombres que volaron la mutual judía. El juez Canicoba Corral ordenó el jueves pasado su detención junto a la de un ex presidente de Irán y otros funcionarios. Rabbani se defendió. Aseguró que “la Justicia local acusó con pruebas falsas” a Irán del ataque “porque es un país independiente”. Admitió “no saber” si antes del atentado Argentina rompió un acuerdo de cooperación nuclear con Irán y aceptó haber recorrido antes del atentado agencias de autos de la avenida Juan B. Justo en busca de una Trafic. “Nunca fue un pecado comprar un auto”, sentenció.