“Me llamó la atención que no se hubiera llevado las zapatillas y que no hubiera tirado las llaves por la ventana.” El domingo, Página/12 publicó una entrevista con la esposa de Jorge Julio López, Irene. Durante la conversación, la mujer de 78 años contó que la desaparición de las llaves de su marido le había parecido muy raro. El albañil solía levantarse antes que su esposa y aprovechaba las mañanas, bien temprano, para irse a caminar por Los Hornos. Aunque su rutina se había alterado un poco con el juicio oral contra el ex comisario Miguel Etchecolatz. Muchos días, en lugar de irse a caminar se dirigía al salón dorado de la Municipalidad de La Plata, donde sesionaban las audiencias del juicio. A pesar del cambio, López repetía cada mañana ciertas acciones. Cuando se iba de su casa se ponía zapatillas y tras cerrar la puerta de entrada, arrojaba las llaves al interior de la vivienda a través de una ventana. Hasta ayer, las llaves de López no se encontraban por ningún lado. Su esposa Irene, en la entrevista del domingo, había mostrado bastante pesimismo. “A esta altura yo pienso lo peor. Que está secuestrado, que está agarrado.” Ante el hallazgo de las llaves, la mujer se mostró confundida: “No sé por qué lo hizo... no sé qué pensar, no sé si sentir alegría o tristeza”.