De las 2100 cabezas de ganado que ayer ingresaron a Liniers, el 70 por ciento correspondió a animales enviados por las Fuerzas Armadas, mientras que el resto fue aportado por un selecto grupo de empresarios ganaderos aliados del Gobierno. Entre ellos sobresalen Cresud, la empresa agropecuaria de Eduardo Elsztain –el mayor dueño de shoppings del país y principal accionista del Banco Hipotecario–, y las explotaciones de la familia Whertein, controlante de Telecom.

La intervención del Gobierno con la venta de bovinos de las Fuerzas Armadas generó sorpresa en varios sectores, que desconocían que el Ejército y otros organismos contaran con un plantel propio. Pero lo cierto es que, dentro del organigrama estatal, existe el llamado Comando de Remonta y Veterinaria, que no sólo se dedica a la cría de ganado vacuno, sino fundamentalmente de equinos y otras producciones agropecuarias: desde soja, trigo y maíz hasta peras, ciruelas y duraznos. También es un importante productor a nivel nacional de avena a granel y alfalfa para el abastecimiento del plantel equino.

Como sucede con otras Fuerzas Armadas de la región (Perú, Paraguay, Brasil), la idea de contar con hacienda propia apunta, desde hace más de un siglo, a autoabastecer de alimentos a la tropa en caso de conflicto bélico.

En 1898, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, se crea la Inspección General de Remonta, pero recién en 1924 se aprueba una ley que otorga financiamiento al Ejército para adquirir ganado y fomentar la cría del “caballo de guerra”.

El Comando de Remonta hoy realiza ganadería de ciclo completo en Corrientes, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires de las razas Hereford y Aberdeen Angus y suele participar de remates públicos y venta directa a frigoríficos de novillos, vaquillonas y vacas.

Según fuentes oficiales, el plantel vacuno oficial rondaría las 15.000 cabezas, de las cuales unas 3000 o 4000 podrían ser faenadas esta semana. El número a nivel del stock nacional de vacunos es irrelevante. De hecho, desde el propio Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) admiten que la cantidad “es reducida” y hasta ayer nunca habían tenido una participación importante en los remates de Liniers. Para tener un parámetro con que comparar, en tiempos normales de actividad en la Argentina se suelen faenar en promedio unos 35.000 animales diarios.

Desde el Centro de Cómputos de Liniers indican que los stocks de bovinos que tiene la Armada Argentina, el Comando de Remonta y Veterinaria y el Ejército “no están asentados” en los registros del ente concentrador. Tampoco estarían registrados los registros genealógicos ganaderos, porque los lotes bovinos de las FF.AA. “no son animales de pedigree”.

Ayer, el Comando de Remonta y Veterinaria envió a Liniers 954 cabezas, el Ejército 71 y la Armada 420. En total, 1445 cabezas.

La estrategia oficial de enviar ganado de las Fuerzas Armadas a Liniers fue interpretada ayer, incluso por algunos funcionarios, como una contradicción. El motivo es que desde el Ministerio de Economía aseguran que no es importante lo que suceda en Liniers en los próximos días, sino lo que se faene en los frigoríficos, que en los últimos días aumentaron sensiblemente sus stocks por indicación del Gobierno mediante compras directas. Así, colaboradores de la ministra afirman que la clave para saber si el mercado continuará abastecido está en fijarse en los próximos días en el número de cabezas faenadas que el Oncca (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario) publica diariamente en su página de Internet. Ayer, la propia ministra Miceli destacó que se habían faenado 65.000 animales, un record para un día lunes. Pero si para el equipo económico no es importante lo que sucede en Liniers –que no representa más del 15 por ciento del total del comercio diario de hacienda–, ¿para qué ordena a las Fuerzas Armadas liquidar sus stocks en ese mercado?