EL PAíS • SUBNOTA
Los acuerdos que firmaron Argentina y Venezuela definen la estrategia de asociación, a través de empresas mixtas: desde aquí se proveerá tecnología para el uso de GNC y la producción rural y los bolivarianos aportarán hidrocarburos.
› Por Cledis Candelaresi
El sobrante de gas de Venezuela permitirá a los empresarios argentinos de equipos de GNC hacer allá lo que no pudieron por la escasez en la Argentina: vender y producir equipos no sólo para particulares sino para todo el transporte público del país caribeño, incluyendo la flota oficial. Entre los once acuerdos económicos anunciados ayer en el marco de la visita de Hugo Chávez a Buenos Aires, éste se destaca por habilitar concretamente la posibilidad de que pymes locales integren con Pdvsa empresas mixtas, en las que la petrolera venezolana tendrá la mayoría accionaria y garantizará la compra íntegra de producción: son los albores de un plan industrial al que Caracas destinará 1850 millones de dólares en los próximos seis años.
El otro gran capítulo económico es el que compromete la transferencia de tecnología argentina para la producción de agroalimentos, no sólo a través del aporte del estatal Instituto de Tecnología Agropecuaria (Inta), sino mediante el que hará la firma de Gustavo Grobocopatel, líder de la producción de trigo en la Argentina.
El puntapié inicial se dio días pasados en Puerto Ordaz, cuando Néstor Kirchner viajó escoltado por una comitiva local de buscadores de negocios; ahí se firmaron varios anticipos de los acuerdos que trataron de pulirse de apuro ahora, para enmarcar la visita del presidente venezolano. Pero el corazón del intercambio binacional consiste en que Venezuela garantiza la provisión de los hidrocarburos que acá escasean y Argentina provee alimentos y tecnología para los rubros más variados: desde la producción agrícola a la edificación de casas en corto plazo, pasando por la elaboración de acero.
Técnicos de Pdvsa estuvieron trabajando aquí durante la última semana hasta la madrugada de ayer para darle forma a uno de los anuncios más singulares. Venezuela, según se explicó, quiere ir sustituyendo el consumo de los derivados del petróleo por los del gas. Ambos recursos abundan en su subsuelo. Pero mientras que los primeros pueden exportarse, el segundo resulta más difícil de aprovechar si no se consume internamente.
Hoy ese país ya dispone de vehículos a GNC y para ello importa cada vez más equipos de la Argentina: este año estará comprando 75 mil kits y cilindros contra los 5000 del año pasado. El ambicioso plan chavista supone pasar de los 1600 coches actuales a 312 mil en el 2009, para cuando el gas ya representaría el 11 por ciento de la matriz de consumo energético vehicular. El Estado dará el ejemplo con este nuevo patrón de conducta reconvirtiendo 500 mil coches públicos, entre colectivos, taxis y unidades de la flota gubernamental.
La novedad es que este recambio irá acompañado del desarrollo de un parque industrial para la producción de equipos en Venezuela, a través de empresas mixtas que Pdvsa integrará con los empresarios locales del rubro “que cumplan con los requisitos de la petrolera”, según precisó en un comunicado la cámara que los aglutina. Tomasetto Achile es una de las que más avanzaron en la negociación para ese ensamble que, se sabe, le permitirá al Estado venezolano tener al menos el 51 por ciento. Las condiciones finales de cuánto capital aportará cada uno y cómo se mensurará la transferencia tecnológica argentina se definirán en detalle el 26 de marzo en un cónclave a realizar allá.
De algún modo, los fabricantes argentinos de esos equipos podrán realizar allá el sueño que no pudieron acá. Hace más de dos años que tratan de seducir sin éxito al Gobierno para que todos los colectivos y camiones abandonen el gasoil por el GNC, lo que finalmente harán los venezolanos, que también se aprestan a importar micros a gas desde Argentina. Tecnología Avanzada en Transporte Sociedad Anónima, una de las empresas de Claudio Cirigliano –operador de varias líneas de colectivos, de Trenes de Buenos Aires y dueño de Safe Fly, una aerolínea que tiene rutas asignadas pero está a la espera de un socio estratégico para empezar a explotarlas– comprometió enviar en sesenta días un prototipo de las unidades que hoy fabrica en la planta de San Martín y que por el suelo venezolano serán propulsadas a GNC. Si es aceptada, podría fabricar luego unas mil para el parque caribeño.
La administración de Chávez dispone de recursos suficientes como para comprar la tecnología de la que ellos carecen en la producción de alimentos y que le permitiría aumentar los rindes de sus campos, mejorar el rodeo bovino y añadirle valor a su producción. Tanto el Inta como Los Grobo –empresa conocida por la producción de soja pero que en realidad descuella en la de trigo– acordaron aportar ese know how: el empresario Gustavo Grobocopatel hizo días atrás un viaje relámpago a Caracas para avanzar en un convenio que, por ahora, implicaría asesoramiento pero no inversión en los campos del norte.
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