EL PAíS
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España
La Vanguardia
Las medidas de urgencia puestas en práctica por el gobierno del peronista Duhalde están lejos de tranquilizar los ánimos de sus compatriotas, quienes ven en la emigración a España una de las pocas maneras de escapar de la crisis económica que su país padece desde hace ya cuatro años. Altos funcionarios del G-7, el grupo integrado por los siete países más ricos del mundo, han manifestado ya su oposición a que el FMI reanude sus ayudas y desbloquee los créditos en dólares que Duhalde espera recibir. El gobierno del justicialista Eduardo Duhalde parece más empeñado en resucitar las esencias más rancias del peronismo que en sentar las bases de esfuerzo y solvencia que permitan a la Argentina salir de la actual encrucijada.(Editorial)
ABC
Suele olvidarse cuando se repasan los problemas argentinos que Juan Domingo Perón, descendiente de emigrantes italianos, fue agregado militar en la Italia de Benito Mussolini. Lo que hoy pasa en la República Argentina es que la semilla plantada va para sesenta años, porque el Grupo de Oficiales Unidos ha fructificado en una suerte de fascismo que, con grandilocuente retórica, se perpetúa en el justicialismo y en su sostén sindical. Un zascandil súbitamente enriquecido en la política, como Eduardo Duhalde, es la expresión de esa continuidad que arruina al país, rompe su estructura moral, debilita los planteamientos mesocráticos nacientes, y, por fundamento teórico, debe buscar un “culpable” exterior para sus males. (M. Martín Ferrand)
El Mundo
En el camino del populismo, Duhalde apunta a soluciones confiscatorias ante las empresas extranjeras, muchas de ellas españolas, en la Argentina: congelación de precios en pesos para el teléfono, el gas y la electricidad; impuesto al petróleo que se exporta; incertidumbre sobre los créditos bancarios. Duhalde parece jugar con la idea de que esos gallegos que han ido a especular deben pagar el pato. Como lo recordaba Aznar, las empresas españolas no han ido a especular sino a invertir y a crear riqueza, desafiando todos los hoy confirmados riesgos de inestabilidad e insolvencia. Perón podía atacar al enemigo exterior, pero en la economía globalizada del 2002 el único resultado sería perder la ayuda internacional pública y privada que Duhalde necesita desesperadamente para poder salir del agujero. (Editorial)
Nota madre
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