EL PAíS • SUBNOTA › OPINION
› Por Alfredo Zaiat
Más allá de los vínculos culturales e históricos con la Madre Patria y el ineludible destino de socios regionales, Argentina ha realizado una contribución invalorable para el desarrollo de España y Brasil. Por una política que no ha tenido imitación en el resto del mundo ha entregado el control de un sector sensible, estratégico y multimillonario. Esa decisión incomprensible ha convertido a esas dos naciones de parentesco cercano en países petroleros relevantes. Uno, España, no tiene casi nada de petróleo en su territorio, apenas extrae unos barriles de su planta offshore en el Mediterráneo. El otro, Brasil, alcanzó su autoabastecimiento hace un par de años luego de más de una década de fuertes inversiones, entre ellas la adquisición de la argentina Pérez Companc por parte de Petrobras. La hispana Repsol pasó a ser un jugador intermedio en el mundo de los gigantes del oro negro con la compra de la argentina YPF.
El origen de esas dos compañías fue estatal para luego incorporar en un rol destacado al sector privado. Repsol ya no tiene de socio al Estado español, pero la conducción de la petrolera acompaña el color político del gobierno. Fue PP con Alfonso Cortina y ahora es PSOE con Antonio Brufau. Y el poder político no desestima ninguna estrategia para mantener a la compañía bajo la bandera roja y amarilla. Petrobras cedió una porción importante de su capital (57,5 por ciento) a inversores extranjeros, acciones que cotizan en los mercados bursátiles de San Pablo y de Nueva York. Pero el Estado brasileño sigue reteniendo el control de la empresa con un management que se comporta como uno del sector privado.
Ambas petroleras han contabilizado utilidades crecientes en los últimos años. Para Repsol, la filial argentina ha representado cerca de la mitad de sus utilidades, descendiendo un poco el año pasado. Mientras que para Petrobras ha implicado la suma de 460 millones de dólares a su cuenta de resultado durante el año pasado, con un aumento de 46 por ciento respecto al ejercicio anterior. El pedido de José Gabrielli, titular de la compañía, por las tarifas resulta llamativo puesto que ese saldo positivo se consiguió, según consta en los Estados Contables de Petrobras Energía, entre otras razones, por “el aumento del 20 por ciento del precio promedio de venta de petróleo equivalente” (gas y crudo) en Argentina.
Al analizar la increíble historia de esas dos petroleras en el país –proceso irrepetible en cualquier parte del globo–, en lugar de reclamar deberían ser agradecidas de la inestimable generosidad de Argentina en la cesión de sus riquezas y millonaria renta petrolera.
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