EL PAíS • SUBNOTA
Sandra Rodríguez, la esposa del docente neuquino Carlos Fuentealba, asesinado hoy hace doce días, durante la represión policial en Neuquén, volvió a reclamar hoy “la renuncia” del gobernador Jorge Sobisch, porque “hay que ver cómo se vive de ahora en adelante, con el peso moral” de la tragedia. La maestra, que marchó ayer junto a los compañeros de su esposo de la Escuela Media de Cuenca XV –de los suburbios neuquinos–, pudo expresar frente a los trabajadores por qué no le terminaba de cerrar la palabra “fusilamiento” para explicar el crimen de Carlos: “Los fusilamientos son de frente, este fue un asesinato muy cobarde”, les dijo.
La mujer señaló que estaba allí porque con sus hijas “puedo asegurar que somos muy fuertes; como decía mi Negro, de buena madera”. Pero tampoco pudo evitar relatar el dolor por la ausencia de su esposo: “Me deprimo, me levanto, me deprimo, me levanto, por ahora estoy así, el día parece ser la vida y la noche parece ser la muerte, o el sentir que se fue”. Sobre los reclamos, Sandra aseveró ser “maestra de alma” y volvió a fundamentar la motivación que originó la pelea de los docentes porque “en la provincia estamos muy mal en lo salarial, es muy difícil vivir en Neuquén hoy”. Pero aún no puede pensar cómo terminará la lucha de los maestros ni mucho menos en su primer día de clases de este año: “No me lo puedo imaginar, como tampoco puedo imaginar mi vida”.
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