–¿Qué expectativas tiene con los futuros diálogos por las papeleras?

–Mirá, si fuera presidente, mi primer viaje sería a Uruguay para restablecer la confianza mutua y la hermandad. Después de resolver esa cuestión de fondo, habría que transitar un camino de negociación estricta, porque estoy convencida de que hay que eliminar el daño ambiental. Hay que defender el medio ambiente y garantizar la circulación entre ambos países.

–¿Cómo garantizaría la circulación?

–Con medidas preventivas.

–¿Al estilo Sobisch?

–No es necesario: para eso están las leyes y la Justicia. Llega un punto en que el derecho de manifestarse no puede afectar el derecho de gentes. Además, el corte de ruta puede ser una situación excepcional, pero no puede ser cotidiano. Es una metodología de resistencia, que hay que respetar excepcionalmente. Cutral-Có no cortó la ruta diez años. Imaginate la Capital con 60 días de corte de ruta.