Poco después de que se conociera la intervención al Enargas, el presidente Néstor Kirchner explicó que tomó la decisión de echar a los dos funcionarios involucrados en el caso Skanska –el ex titular de ese organismo, Fulvio Madaro, y el del Fideicomiso Nación, Néstor Ulloa– “para que los argentinos estén tranquilos”. Y aseguró que si tiene que separar más funcionarios por esta causa lo hará, porque “que haya algunos pícaros a mí no me van a doblar ni las piernas, ni las rodillas, ni el corazón, ni las convicciones”.

El Presidente se explayó por primera vez sobre el tema luego de la separación de los dos funcionarios, el mismo día que el juez federal Guillermo Montenegro los citó a declaración indagatoria en la causa en la que se investigan el pago de sobornos por la obra de ampliación del Gasoducto Norte. “Nosotros no tenemos compromiso con nadie, sólo con la verdad”, sostuvo Kirchner en declaraciones a radio La Metro. “A mí me interesa la cristalinidad. Nosotros en cada tema hemos tomado determinaciones que ningún presidente tomó, por lo menos desde que comenzó esta última etapa democrática”, aseguró.

“Los argentinos vamos a tener un país cristalino. Es dura la lucha contra la corrupción, durísima, pero la vamos a tener permanentemente. No tengo ningún otro compromiso más que con la gente”, insistió. Al volver sobre la separación de Ulloa y Madaro, dijo que “antes se decía vamos a esperar la resolución de la Justicia y pasaba tanto tiempo... No prejuzgo, porque por ahí son inocentes. Que nadie vea algún tinte de encubrimiento. Lo tengo que hacer, les tengo que dar como corresponde la confiabilidad a los argentinos: tomando determinaciones, no haciendo discursos”, acotó.

Kirchner indicó que “con la cantidad de miles de funcionarios que se tiene, a veces nos puede suceder este tipo de cosas. Lo importante es que no tiemble la mano de quienes son los responsables de conducir la Nación”. Kirchner aclaró que, más allá de que pueda haber involucrado algún hombre del Gobierno, sigue pensando que el caso Skanska es “un gran acto de corrupción entre privados”.

El Presidente sostuvo que había que “desdramatizar” la política y también la campaña electoral. Explicó que consideraba a su ministro de Educación, Daniel Filmus, como la mejor opción para los porteños y que lo votaría “con las dos manos”, pero que no les iba a indicar a los habitantes de la ciudad de Buenos Aires lo que tenían que hacer.