La Constitución nacional reformada en 1994 y el primer Estatuto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, promulgado dos años después, establecieron el sistema de doble vuelta para la elección del jefe del Poder Ejecutivo. Pero mientras el gobernador porteño necesita la mitad más uno de los votos en la Nación basta con alcanzar el 45 por ciento o incluso el 40 por ciento, si la diferencia con el segundo supera el 10 por ciento. Lo sucedido en las elecciones de la última década sugiere que la definición se postergará hasta la segunda ronda, dentro de tres semanas:

- En 2000, Aníbal Ibarra-Cecilia Felgueras superaron el 49 por ciento, contra 33 por ciento de Domingo Cavallo y Guillermo Francos, quienes no se presentaron a disputar la segunda vuelta.

- En los comicios de 1996, anteriores a la adopción del sistema de doble vuelta, Fernando de la Rúa-Enrique Olivera vencieron sin llegar al 40 por ciento.

- En 2003, Ibarra y Jorge Telerman fueron superados por Maurizio Macri y Horacio Rodríguez Larreta por 37,5 a 33,5 por ciento, pero en la segunda vuelta descontaron esa distancia y se impusieron por 53,5 a 46,5 por ciento.

Por primera vez hay más de dos fórmulas con posibilidades, lo cual torna aún más improbable que alguna de ellas supere hoy el 50 por ciento.