No fue Carlos Kunkel, diputado y amigo de Cristina Fernández, el único que manifestó ayer su certeza de que la senadora será la candidata a presidente del kirchnerismo. Lo mismo hicieron, aunque en voz baja, los sindicalistas de la CGT que están en Ginebra y que, sin perder su sentido de oportunidad, llenaron de elogios a la primera dama y negaron la existencia de algún tipo de cortocircuito con ella.

“Es un orgullo, tanto para la CGT como para mí, tener dirigentes del Gobierno con la coherencia de decir lo mismo en casa y en foros internacionales ante empresarios, gobiernos y trabajadores de todo el mundo”, se engolosinó Julio Piumato, el líder de Unión de Empleados Judiciales de la Nación, durante la 96a cumbre anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

“Los argentinos –se explayó el hombre que responde al líder cegetista Hugo Moyano– no estamos acostumbrados a tener proyectos y convicciones. Es una gratificación para los que luchamos contra el modelo neoliberal y el FMI.”

Según Piumato, “Cristina habló de diálogo social, emparentándolo con la democracia y el proyecto de crecimiento con equidad social y enfrentándolo con la dictadura y la especulación financiera. ¿Adónde nos llevó ser conejito de Indias de la receta del FMI que el pueblo rechazara abiertamente? Con Hugo Moyano no sólo hemos criticado la política del FMI, sino que además hemos estado en la línea de fuego contra los sobornos (en el Senado)”.

Por su parte, el titular del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Omar Suárez, resaltó “la forma brillante y clara” con que expuso la primera dama “un proyecto nacional y popular”. Suárez fue, además, el primero en salir a desmentir las supuestas diferencias entre la senadora y los miembros de la delegación cegetista, por la evaluación de la situación económica y social, así como también por la recomendación de OIT a favor del reconocimiento de la personería gremial a la alternativa Central de los Trabajadores Argentinos.