EL PAíS • SUBNOTA › DETUVIERON AL REPRESOR JOAQUIN GUIL EN SALTA
Hay nombres que lo dicen todo. Decir Miguel Angel Etchecolatz alcanza para identificar a un policía comprometido con la represión de la última dictadura militar. Nombrar a Joaquín Guil en Salta es un paralelo parecido, si no fuera porque la historia represiva de este integrante de la policía salteña hay que rastrearla a partir de la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse. Anoche, Guil fue detenido en la causa en la que se investiga la matanza de presos políticos en la localidad de Palomitas, el 6 de julio de 1976. Horas antes, se había negado a declarar el ex titular del III Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez. Para hoy fue citado el ex juez federal salteño Ricardo Lona.
A pesar de que su nombre figura en los archivos de la Conadep y de que fue mencionado en muchas de las declaraciones de los Juicios por la Verdad, Guil logró sortear cualquier citación judicial. Miguel Angel Medina, el anterior magistrado que entendió en la causa, nunca tuvo en cuenta las presentaciones de los organismos de derechos humanos y de los familiares de las víctimas de la masacre.
Luego de tomarle declaración durante más de cuatro horas, la jueza ad hoc Gladys Comas ordenó la detención del ex hombre fuerte de la inteligencia policial. Guil fue trasladado a la sede de la Gendarmería de Salta. En las últimas testimoniales realizadas en el expediente, el ex policía Juan Antonio Pasayo había declarado que la noche previa a la matanza de Palomitas fue citado por Guil para ejercitar un simulacro de fusilamiento. Consignó que el ex director de inteligencia de la policía salteña le ordenó detener a todos los automóviles que circularan por la ruta. Hasta el momento ninguno de los muchos jueces que estuvo a cargo del expediente había avanzado sobre la participación de los efectivos policiales. La responsabilidad de los cuadros militares fue el único camino desarrollado por los magistrados.
Desde hace unas cuantas semanas se meneaba en Salta la posible detención de Guil. Esto lo llevó a realizar una presentación judicial en la que cuestionó a los organismos de derechos humanos. Afirmó que éstos ven represores por todos lados y que se estaba frente a una verdadera caza de brujas. En 1973, cuando Miguel Angel Ragone fue electo gobernador, Guil enfrentó varias denuncias por torturas cometidas durante la dictadura de Lanusse. La Justicia lo acusa de partícipe necesario de los fusilamientos de Palomitas.
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