EL PAíS • SUBNOTA › EL ARI FUEGUINO, BIEN A LA CENTROIZQUIERDA
› Por Martín Piqué
El ARI fueguino es un fenómeno extraño, en la campaña algunos analistas lo compararon con la UCR de Río Negro (acostumbrada a ganar desde el retorno de la democracia a pesar de los malos momentos que pudieran atravesar sus correligionarios en el resto del país). Sus organizadores tienen una impronta de centroizquierda mucho más clara que la última Elisa Carrió tras sus acercamientos con Enrique Olivera y sus coqueteos con Ricardo López Murphy. Tanto Fabiana Ríos como su esposo, Gustavo Longhi, provienen del socialismo. Ríos, además, fue delegada de ATE en la obra social de la provincia. “Vengo del mundo del trabajo”, se definió ante Página/12. El ARI fueguino decidió no copiar el armado de la Coalición Cívica que se construyó en Capital. Y asimiló con cierta tensión la desafiliación del ARI con que Carrió acompañó el lanzamiento de la Coalición Cívica. “Nosotros somos ARI”, subrayó Longhi a este diario. Unas semanas atrás, era poco probable que un diario nacional dedicara una nota al ARI de Tierra del Fuego. Quizás imposible. Se trataba de un partido con sólo quinientos afiliados. Hoy el ARI gobierna la provincia número 23, la del presupuesto per cápita más alto del país.
Para la flamante gobernadora electa, los próximos seis meses (salvo que haya un retiro anticipado de Hugo Cóccaro, su asunción será el 10 de enero de 2008) la obligarán a manejarse con equilibrio. Un equilibrio que, por cierto, Ríos ha mantenido con inteligencia. En Tierra del Fuego, Kirchner mantiene mucha aceptación popular. “La gente lo quiere porque es patagónico. En política no sólo juega lo racional. A los que no quiere es a sus representantes en la provincia”, dijo a Página/12. Como la imagen del Presidente es alta, Ríos intuye que muchos de los votantes del ARI podrían hacerlo por Kirchner en una presidencial. Eso explica por qué se ha manejado con tanta cautela a la hora de opinar sobre el Presidente. En la campaña criticó “la falta de transparencia institucional” del Gobierno, pero elogió la política de derechos humanos y la política exterior.
En los festejos por el triunfo, la cautela de la dirigencia del ARI fueguino contrastaba con la lectura afilada de los colaboradores que habían llegado de Buenos Aires. Página/12 fue testigo de una charla mientras los militantes del ARI se dirigían desde el búnker partidario hasta el salón que había sido elegido para la primera conferencia de prensa de la ganadora. En el viaje en auto se desnudó el debate interno.
–¡Qué bueno que ganó Macri por paliza! –comentó una empleada del bloque de diputados nacionales del ARI–. Como dice Lilita, ya no existen la izquierda y la derecha.
–¡No! ¿Qué decís? –la retó una joven empleada de la Legislatura.
–Sí. Tienen que registrarlo –refirmó la primera, convencida.
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