EL PAíS
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Preguntas y algunas respuestas
Por Raúl Kollmann
- ¿Por qué hombres de la Federal dicen que fue la Bonaerense y hombres de la Bonaerense apuntan a la Federal?
En la jornada de ayer hubo un cruce de acusaciones que tiene un fundamento: la industria del secuestro siempre tuvo vinculaciones con uniformados, empezando por la llamada Banda de los Comisarios. El diagnóstico tiene lógica: es muy difícil mantener un secuestrado en cautiverio sin complicidad policial y sin que los delincuentes sepan los pasos que dan los investigadores. En la Federal dicen: “El secuestro de Diego Peralta tiene la marca de una banda mixta en la que hay Patas Negras (bonaerenses)”. En la Bonaerense contratacan: “La Federal está herida: ayer descubrimos en el río Matanza el cuerpo de un ciudadano peruano, que fue secuestrado en La Boca, después de vender un locutorio de su propiedad. Entre los secuestradores y asesinos hay dos federales”.
- ¿Hay algún indicio contra efectivos de la Bonaerense?
La gente del barrio de Diego, El Jagüel, tiene toda la sensación de que participaron policías en el secuestro. Un dato es que los secuestradores actuaron como policías, vestidos de policías: el remisero que llevaba al joven está convencido de que efectivamente eran de la Bonaerense.
Pero, además, va en la misma línea la detención de dos integrantes de la Brigada Antisecuestros de la Bonaerense, con sede en Lomas de Zamora. Esos efectivos investigaban también el secuestro de Diego, pero se los descubrió habiendo participado del secuestro de otro joven, también de 17 años, igualmente hijo de un comerciante de Rafael Calzada, o sea de la misma zona que Diego. Pidieron un rescate de 7000 pesos. En el caso de los Peralta, pagaron 9000 pesos y 2000 dólares.
Los investigadores sostienen que la banda de policías era más bien débil y que no tenía capacidad para mantener secuestrados al mismo tiempo a dos personas. La banda de policías fue detenida el 20 de julio, para ese entonces Diego llevaba ya 14 días secuestrado y por los primeros indicios forenses la muerte se produjo antes, tal vez el 10 de julio. O sea que podría ser perfectamente que los policías secuestraron a Diego, lo mataron por alguna razón inexplicable, y después hicieron lo mismo con el hijo del comerciante de Rafael Calzada.
- ¿Muestran profesionalismo los secuestradores y asesinos de Diego?
Parcialmente. El secuestro –si fue como lo cuenta el remisero– muestra a una banda bien organizada, pero la forma en que lo matan –con un cuchillo– y el lugar en el que lo tiran –una tosquera donde tarde o temprano se iba a encontrar el cuerpo– evidencian mano de obra poco profesional. “Un policía tiene mejores formas de matar –argumentó un veterano investigador–. En general, lo haría con un calibre 22, el de los profesionales y pegándole un balazo de atrás. Matar con un cuchillo, cortando la garganta, lleva a luchas, sangre y es un estilo más de barrio, más de bandas o mafias de una zona. Tirar el cadáver donde se tiró, tampoco lo haría un policía. Si está en manos de un uniformado hace desaparecer el cuerpo en serio, como ocurrió en el caso Bru.”
- ¿A qué otro caso podría parecerse el de Diego?
Quienes tienen muchos años en la investigación sugieren que el caso Peralta se parece al caso Cabezas: una banda de delincuentes, una mafia lugareña apadrinada y conducida por policías. El crimen de Diego parece responder a esos parámetros: por eso la mano de obra es rústica, desorganizada, poco profesional, pero se trata de organizaciones que manejan delitos en un barrio o una zona, como el tráfico de drogas, el robo de autos o los propios secuestros. Podrían ser delincuentes de El Jagüel, algo que se verificaría si se comprueba que el único detenido, José Paulo García, que es de ese barrio, tuvo relación con el secuestro. El juez que investiga el caso está convencido de que García tuvo que ver.
- ¿Por qué secuestran al hijo de un trabajador?
“Siempre vi que secuestraran a hijos de ricos para sacarles dinero, pero nunca vi que se lleven al hijo de un trabajador, al que no se le puede sacar demasiado”, insiste el viejo investigador. Esta pregunta parece estar en el origen del caso Peralta y tal vez en el final. La mafia lugareña, seguramente apadrinada por la Bonaerense, tiene la respuesta. Tal vez Diego reconoció a alguien, tal vez la muerte se produjo por locura, pero el olfato de todo el barrio apunta hacia un solo lado: la comisaría que queda ahí nomás. ¿Es sólo histeria colectiva? Tal vez, pero no hay nadie que conozca mejor a los policías que los habitantes del lugar.
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