EL PAíS • SUBNOTA › OPINION
La gravedad de la situación que están viviendo casi todas las comunidades universitarias de carácter público/estatal exige un esfuerzo fundado en un conocimiento, racional y riguroso, acerca del origen y el desenvolvimiento de su crisis. Esto último no es excluyente de instalar también la diversidad de las opiniones presentes en la comunidad universitaria, pero ellas –las notas periodísticas y las opiniones– deben realizarse fundadas en el esfuerzo previo –o al menos compartido– de hacer presente la descripción objetiva de un proceso que en absoluto es ajeno a las razones y las formas del profundo y generalizado malestar social que aún hoy vivimos en nuestro país.
Las razones actuales –del malestar social en las universidades– tienen raíz en una historia que se nos hace presente de manera maniquea y confusa no sólo en sus interpretaciones sino también en las identidades reales que dicen expresarlas. Un ejemplo de confusión, no deseable, es la referencia a la legitimidad, o no, de la lucha permanente por la autonomía universitaria, sin aclarar cuál es y han sido los contenidos de dicha lucha. Ella solo es inteligible si se explica con claridad acerca de cuál es la heteronomía –de turno– de la cual esas luchas buscan liberarse.
La lucha de los universitarios por la autonomía, como expresión legítima de la lucha democrática, siempre lo ha sido en confrontación a heteronomías autoritarias y arbitrarias, de carácter totalitarias y corruptas. Y es importante aclarar que el modo y contenido de esas heteronomías no han estado reducidas sólo en el encierro de las universidades, sino que –por el contrario– han sido la expresión y la continuidad –en las universidades– del orden político social de las clases dominantes. ¿Cómo no hacer referencia a la arbitrariedad y corrupción que los dos partidos políticos tradicionales –el radicalismo y el peronismo– han ejercido y aún siguen ejerciendo mediante la monopolización del poder institucional de las universidades y de los organismos de planificación científica y técnica?
El malestar actual en la comunidad universitaria es muy intenso, la toma de conciencia acerca de sus modos y razones nos exige construir, compartir y hacer presente un conocimiento y un rigor que aún no está presente. Y es cierto que ayudaría a crear las condiciones mínimas necesarias para lograrlo colaborar todos en el ansiado proceso de producir una ruptura del monopolio expresado en la actual heteronomía que se ejerce en la dirección de las universidades, las cuales encubren y obstaculizan el conocimiento de los hechos que llevaron a la actual situación de crisis. Es tarea compleja, pero tarea de todos y no solo del conjunto de las comunidades universitarias.
Desde hoy, en la Universidad de Buenos Aires se realizará un nuevo esfuerzo para enfrentar su identidad estatutaria. Gran parte de los que participarán en dicho proceso lo harán a partir de la exclusión de una parte sustantiva de los integrantes de la comunidad universitaria. Lo saben. ¿Tendrán la determinación y el valor moral de corregir –previamente– esa exclusión? Es humanamente deseable y no sólo aconsejable, si es que realmente quieren enfrentar y compartir una salida de la crisis.
* Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
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