Aunque no es candidato, el jefe Mauricio Macri tuvo esta semana una cantidad –y calidad– de contactos internacionales que muchos de los que pelean por la presidencia le envidiarían (incluido su socio de PRO, Ricardo López Murphy, al que sólo apoya en la Capital). En su gira por España y Francia, Macri estuvo en el primer día en la Eurocopa de Básquet, donde se codeó con el rey Juan Carlos, con el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero –a quien no logró, sin embargo, sacarle una reunión–, y con el líder de la oposición Mariano Rajoy. Además de entrevistarse con Rajoy, estuvo con el ex mandatario José María Aznar. También tuvo un fugaz encuentro con el presidente brasileño Lula da Silva. El empresario afirmó después que Lula le prometió estar en su asunción en diciembre como jefe de Gobierno. Como su principal objetivo era buscar inversiones “de empresarios y banqueros”, Macri se reunió también con contratistas españoles, con los directivos de Telefónica, Repsol-YPF, del Banco Santander y con uno de los principales accionistas de Edesur. En Roma, se sumó al Congreso de la Internacional Demócrata de Centro (IDC) –a la que está ingresando Compromiso para el Cambio– y participó del encuentro junto con el ex presidente mexicano Vicente Fox y del ex mandatario italiano Silvio Berlusconi, con quienes conversó animadamente. Fue recibido por la vicealcalde de Roma, Maria Pía Garavaglia, por el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, y por el primer ministro Romano Prodi, quien –según relató– le regaló una frase de despedida que más de un candidato hubiera querido que acariciase sus oídos: “Espero volver a verte antes de que seas presidente”.