EL PAíS • SUBNOTA
La Marina dejará en forma definitiva la ESMA el domingo próximo. A partir del día siguiente, el 1º de octubre, se pondrá en marcha el Museo de la Memoria. Las complejas decisiones que aún resta tomar para su manejo.
El 30 de septiembre, la Marina abandonará definitivamente las 17 hectáreas de la Escuela de Mecánica de la Armada luego de un largo proceso de desalojo. A partir del 1º de octubre lo que comienza es otra cosa: la apertura del espacio del Museo de la Memoria. En función de esa meta, en estos días se ultiman detalles como horarios, áreas habilitadas y condiciones de seguridad. Pero también, quién y de qué modo quedará a cargo del Museo. La Comisión Bipartita de Nación y Ciudad de Buenos Aires a cargo de la transición está a punto de llegar al fin de mandato, y en ese contexto los organismos de derechos humanos nucleados en el porteño Instituto de Espacio para la Memoria –que asumirá la nueva dirección– le acaban de pedir a Néstor Kirchner una reunión de consenso para el manejo del lugar, protegido de los vaivenes electorales.
La semana que comienza es clave. De acuerdo con todos los plazos, el 30 de septiembre vence la tercera y última etapa del programa de traspaso de las tierras de la ESMA a la ciudad. Las dos primeras entregas se habían hecho el 28 de enero de 2004 y el 2 de marzo de 2006. La primera vez, el gobierno nacional entregó el emblemático edificio del Casino de Oficiales, que alojó a los 5000 detenidos desaparecidos durante la dictadura militar. Dos años después, cedió hasta un 50 por ciento del total y ahora hará la transferencia completa.
En los hechos, el Museo debería empezar a funcionar inmediatamente después, a partir del 1º de octubre. De acuerdo con los planes originales, ese día el gobierno nacional debería firmar un acta de compromiso con la comisión bipartita, que ese mismo día dejaría de funcionar porque fue creada exclusivamente para seguir ese proceso y concluye su trabajo. La comisión, que está formada por representantes de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación y de la subsecretaría de esa área de la ciudad de Buenos Aires, debe dejar el predio en manos del Instituto Espacio para la Memoria, según lo determina la ley porteña. Pero nada parece sencillo.
En el año 2002, esa ley –la 961–, creó el Instituto Espacio para la Memoria, un ente encargado de la recuperación de los centros clandestinos de detención que funcionaron en el radio porteño. Entre otras tareas, el Instituto nació para trabajar, entonces, particularmente sobre la recuperación de la ESMA. Como ente autárquico y autónomo, tiene representantes del Legislativo porteño, del Ejecutivo y, esto es lo esencial, de los organismos de derechos humanos. Ese ente tendrá ahora el trabajo de administración y tenencia de la ESMA. La comisión bipartita que ahora concluye su trabajo debe establecer un marco legal para la transición.
“En este momento, la comisión bipartita elevó una propuesta para la ESMA y nosotros elevamos otra”, explica a Página/12 Ana María Careaga, directora ejecutiva del Instituto. Ambas propuestas coinciden en aspectos centrales como la necesidad de que la ESMA quede a cargo de un ente autárquico y autónomo e interjurisdiccional con representantes de Nación, de Ciudad –a través del Instituto y no de un funcionario del Ejecutivo– y de los organismos de derechos humanos. Difieren, en cambio, en otro aspecto clave: las características que deberá tener el máximo órgano de decisión. Mientras la comisión bipartita proyecta un Consejo consultivo, los organismos quieren un Consejo directivo. En ese marco, le pidieron a Oscar Parrilli una entrevista con el presidente Kirchner para antes del 1º de octubre porque para ese día se supone que tiene que estar firmada un acta de compromiso.
“Esto es un momento clave, no hay experiencias anteriores como éstas y estamos abriendo un camino”, dice Careaga. “Digamos que la pelea de los organismos y de otros actores sociales fue una pelea larga, sostenida en treinta años para preservar las conquistas. Y si se piensa en un ente autárquico y autónomo para administrar un predio como éste es para garantizar cualquier resultado de elecciones y preservar la recuperación de un predio emblemático para que pueda tomar el carácter de esa lucha.”
Fuera de las discusiones sobre las formas y los quiénes, queda el Espacio de la Memoria. Lo que sucederá con ese lugar. El Museo podrá empezar a visitarse luego de la firma del acta. El predio tiene unos 32 edificios, de los cuales muchos no pueden ser vistos aún porque quedaron con los techos de tejas agujereados después del último granizo. Uno de los habilitados es el emblemático Casino de Oficiales, que estará con el altillo, los pisos y el sótano señalizados. “Para nosotros es importante difundir todo esto porque no es el Museo de Bellas Artes”, dice en este caso Judith Said, coordinadora del Archivo Nacional de la Memoria de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. “Probablemente mucha gente va a querer visitarlo, pero los visitantes tienen que entrar acompañados por una guía... Habrá que pensar en la seguridad porque no es un lugar donde cualquiera puede entrar a recorrer cualquier cosa”.
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