EL PAíS • SUBNOTA
La viuda de Carlos Fuentealba, Sandra Rodríguez, se puso a la cabeza de los reclamos de justicia. Recién ahora se atrevió a mirar los videos que muestran el homicidio de su esposo. Espera que los propios policías hablen.
› Por Elio Brat
desde Neuquén
Sandra Rodríguez recién pudo ver esta semana el video donde quedó registrado el momento en que su esposo Carlos Fuentealba fue herido de muerte en la ruta nacional 22 la mañana del 4 de abril. A seis meses de esa brutal represión a los maestros neuquinos en huelga, la mujer juntó fuerzas para ver las imágenes que recorrieron el país y el mundo. La noche de ayer viajó con sus dos hijas desde Neuquén a Buenos Aires y hoy estará encabezando la marcha que llegará al Congreso nacional. En su casa del oeste neuquino recibió a Página/12 y le contó las expectativas que tiene para lo que se espera hoy sea una multitudinaria manifestación pidiendo justicia por este caso del “fusilamiento público” de un maestro en tiempos de democracia.
–Esta marcha se fue construyendo desde hace muchos meses y es un paso muy grande. En mayo llegué a la Ctera con la Cocapre (Comisión Carlos Presente) y mi gremio Aten con la exigencia de que se pusieran a la cabeza de todo este conflicto que no terminó, más allá de que en Neuquén se haya levantado el paro.
–A seis meses del asesinato de su esposo, ¿dónde están parados?
–Desde lo personal, la familia y sus amigos, vemos que pasa el tiempo y que la foto de Carlos se congela y que tenemos que ir asumiendo que por el resto de nuestra vida Carlos no va a estar. Desde el otro lugar, donde caminamos con tanta gente, estamos en una situación muy difícil en relación a la causa judicial. Por eso este paro nacional me parece más que oportuno, con la unidad de todos los sectores. Y la expectativa mía de Buenos Aires es que creo que me voy a encontrar con mucha gente que quiso acompañarme desde el principio y que lo ha hecho. Por ahí no físicamente al lado mío pero a lo lejos lo hizo, creando y generando cosas en distintos lugares del país donde mantienen la memoria activa, que es por lo que yo tanto aposté desde el principio. Y que la justicia fuera ya.
–¿Por qué la causa judicial está en una situación muy difícil?
–Está muy complejo porque la Justicia neuquina, como muchos lo saben acá, tiene ideado todo en relación a este caso. Por más que el juez (Cristian) Piana se mostró en un principio dispuesto a ciertas cosas, desde el vamos no aceptó otros querellantes como el hermano (Germán Fuentealba) de Carlos, ni a los organismos (de Derechos Humanos) ni al gremio docente Aten. Ahí ya había una intención de descontextualizar el hecho, ya que debería considerar que hubo una represión ordenada legalmente y que tuvo determinados objetivos. Además, cuanto más sola me dejaran a mí, obviamente era mejor. Por eso pienso que la causa durante todo este tiempo, a partir de la posición del juez (Piana), fue definida hacia un lado, ya que todavía no se han garantizado las pruebas de mi abogado y que son muy importantes. Allí sí se determinarían los grados de responsabilidad que hay en la causa Fuentealba 2, en donde se ve el accionar de la policía como parte de un plan de acción común. De un operativo donde se recibieron órdenes y se ejecutaron con un determinado objetivo que era, lamentablemente, la muerte de Carlos o de cualquier otro compañero que estuviera en ese momento en la ruta.
–¿Qué es lo más importante que pasó en estos seis meses?
–El tema del término “fusilamiento público” en democracia se ha generalizado como algo muy importante, ya que ven la gravedad del asesinato de Carlos como que no se lo puede dejar pasar. En nuestra historia hubo muchos fusilamientos pero el contexto donde se dio este, con un maestro (Carlos Fuentealba) que estaba resguardando la vida de compañeros y la suya al retirarse del lugar, allí en Arroyito, es un hecho que la gente entiende y hace suyo. A eso, nosotros le sumamos la necesidad de hacer justicia ya por el fusilamiento de mi compañero”.
–Hace seis meses usted les pidió a los policías que hablaran. En estos días están pasando ante el juez pero nadie habla nada...
–En la causa Fuentealba 1, donde se acusa a (el cabo primero) Poblete, desde un principio la policía se investigó a sí misma. Entonces ya se empezó a hablar de encubrimiento. Pero yo sé que en un primer momento algunos policías declararon no oficialmente muchas cosas. Es importante seguir llamando a su conciencia porque ellos son testigos de haber vivenciado todo como parte del accionar represivo en la ruta. Y si no fueron parte, más deberían atestiguar quienes sí fueron de ese operativo criminal.
–¿Qué van a exigirles a los diputados y senadores del Congreso nacional?
–La Comisión de Derechos Humanos se pronunció en contra del traslado de Poblete a Zapala para que no tuviera privilegios. Y ahora le voy a pedir que vuelvan a expedirse en función de que esta causa no está garantizando una investigación seria porque se están apurando los tiempos. Que tomen posición hacia la Justicia neuquina y a las instancias donde haya que llegar.
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