EL PAíS • SUBNOTA › KIRCHNER VINCULO LOS ASESINATOS A LA CAMPAÑA
El asesinato de los tres policías se convirtió en el tema excluyente en la Casa Rosada, donde compararon el hecho con el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. El Presidente suspendió sus actividades de campaña y vinculó el crimen con “un ajuste de cuentas, un accionar mafioso” o los juicios contra los represores.
› Por Martín Piqué
“Acá se pueden dar tres variantes: un ajuste de cuentas, un accionar mafioso, o puede tener que ver con los juicios que se llevaron a cabo.” El presidente Néstor Kirchner vinculó el asesinato de los tres policías en la planta de transmisión del Ministerio de Seguridad bonaerense con la proximidad de las elecciones y las condenas a Miguel Etchecolatz y el ex capellán de la Bonaerense Christian Von Wernich. “No es casualidad que cuando vamos llegando a una definición electoral aparezcan cosas que definitivamente queremos dejar atrás. Hay mucho sectores e intereses que indudablemente fueron tocados en esta etapa y se fue terminando la impunidad”, aseguró Kirchner. El triple crimen alteró todas las rutinas de la Rosada. Una vez que en el Gobierno fueron informados en detalle, el brutal asesinato de los oficiales Ricardo Torres Barbosa y Alejandro Vatalaro y del sargento Pedro Díaz pasó a ser el centro de todas las preocupaciones. Con los datos que habían llegado desde el escenario del crimen –la desprotección del lugar, que los policías no tenían demasiada historia en la fuerza, que habrían sido acuchillados con saña luego de ser fusilados–, en la Rosada dieron crédito a la hipótesis de que los autores del crimen buscaban generar una conmoción a nueve días de los comicios.
Desde que se enteró de las muertes en la planta de transmisión del Ministerio de Seguridad, el Presidente optó por evitar el silencio. En la primera oportunidad que se le presentó –un acto para anunciar obras destinadas a Jujuy– se refirió públicamente al triple crimen. “Este hecho realmente nos conmociona y nos genera muchísimas incertidumbres. Lo que hicieron con estos servidores argentinos es de un salvajismo absoluto. Lo cometieron de la forma más inhumana, cruel y bestial que se puede hacer. Quienes tienen que investigar este hecho que lo hagan rápidamente, que hagan las pericias rápido”, ordenó. Aunque no lo nombró, en ese discurso le dedicó una frase a Juan Carlos Blumberg. “Hablan contra la inseguridad y han mentido hasta en sus propios títulos que no tenían.”
Al mediodía, el triple crimen ya era el tema obligado de todo el Gobierno. La inquietud de la Rosada quedó reflejada en el discurso que hizo Cristina Kirchner durante un acto de campaña en Rafaela, provincia de Santa Fe. La candidata dejó por un momento los elogios a los índices socioeconómicos de esa ciudad para mencionar el crimen de los policías y las “circunstancias sumamente extrañas” en que se produjo. “Por más que nos golpeen, no nos van a derrotar”, dijo. A última hora de ayer se decidió suspender una visita programada para hoy a Bolívar, donde el conductor Marcelo Tinelli recibiría al matrimonio presidencial. Además, no se descartaba que Kirchner concurriera al funeral de los policías.
Pasado el mediodía, el Presidente recibió al ministro de Seguridad, León Arslanian en la quinta de Olivos. Luego, ya de regreso en la Rosada, siguió de cerca los primeros pasos de la investigación policial. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se comunicaba permanentemente con Arslanian; el ministro del Interior, Aníbal Fernández, hacía lo propio con el segundo de esa cartera, Martín Arias Duval. Kirchner tenía el teléfono abierto con Solá y su ministro de Gobierno, Florencio Randazzo. En esas charlas enseguida se desechó la hipótesis del robo. Según las lecturas de los funcionarios, si los homicidas hubieran querido llevarse objetos u armas habrían elegido otro lugar y no ese descampado sin demasiadas atracciones: se trata de la planta transmisora de la Superintendencia de Comunicaciones del Ministerio de Seguridad bonaerense.
En las rondas telefónicas se tomó como un elemento bastante sugestivo que los policías tuvieran heridas de arma blanca. Según Randazzo, uno de los muertos tenía “diecisiete puñaladas” que le habrían dado después de fusilarlo (los investigadores observaron que no tenían heridas en las manos, algo usual cuando alguien intenta defenderse de un ataque con elementos cortantes). En esas charlas se dio por sentado que los asesinos contaron con un vehículo de apoyo –los jefes policiales no informaron nada al respecto amparados en el secreto del sumario– aunque se hayan retirado del escenario del crimen con la camioneta de los policías. También se relacionó el hecho con el crimen de un comisario de la Policía Federal en Lomas de Zamora al que asesinaron y no le sacaron dinero ni el reloj que llevaba.
“Esto fue realizado por policías procesados por la dictadura o fue un asesinato por encargo tipo Prellezo”, dijo a Página/12 uno de los funcionarios que monitorearon el avance de la investigación. Se refería al autor material del crimen del fotógrafo José Luis Cabezas, un asesinato que conmovió al poder político y que fue interpretado por el entonces gobernador Eduardo Duhalde como un mensaje en su contra.
Por su centralidad en los hechos, Arslanian hizo un diagnóstico autorizado, cabal reflejo de las conjeturas de la Rosada. “Puede ser que sean policías exonerados, no lo podemos descartar. Pero éste no es un hecho vulgar y corriente.”
El presidente Néstor Kirchner repudió ayer las amenazas recibidas por vía telefónica y a través de correo electrónico por los encuestadores Analía del Franco, Ricardo Rouvier y Roberto Backman. En un acto en la Rosada, Kirchner se refirió a “las amenazas que reciben los encuestadores, amenazas de muerte, de agresión. Porque pareciera ser que les molestan las encuestas porque no le dan como quisieran ellos que le den”.
“Sabemos el domicilio de tus familaires... amenaza de muerte. Ahora seguí mintiendo con las encuestas pagas por este miserable gobierno de Duhalde y Kirchner que nadie votó” es el contenido de la amenaza enviada desde el mail “El justiciero2006”.
Rouvier confirmó que el martes pasado recibió una amenaza de bomba para que desalojara su oficina. Analía del Franco le restó trascendencia al episodio y dijo que le parecía “un hecho aislado”. Backman también ratificó que le llegó un mail intimidatorio.
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