El resultado que logró ayer Daniel Scioli lo colocó ante una disyuntiva algo extraña. Mientras que la diferencia que consiguió con respecto a Cristina Kirchner lo convirtió en una figura expectable para el 2011, su futura gestión dependerá mucho de la asistencia financiera de la Nación por el déficit en que está la provincia. Como todo gobernador electo, Scioli quiere darle una impronta personal a su administración, pretende imprimir su sello a la provincia más compleja del país. Y para eso tiene pensado un equipo de colaboradores bastante variado, sin un perfil ideológico definido y con presencias algo bizarras. Incluye un especialista en políticas sociales ligado a Flacso, Daniel Arroyo; una productivista como Débora Giorgi; un médico que se hizo conocido a partir de los magazines de Canal 9, Claudio Zin; un peronista como Pacho O’Donnell. Los nombres más convocantes serán dos: el fiscal Carlos Stornelli, que investigó el caso Skanska y decidió pasar de la Justicia a la política como ministro de Seguridad, y el ex técnico de la Selección argentina, el siempre ocurrente Carlos Salvador Bilardo.

Scioli está al tanto de las dificultades que deberá atravesar a partir de diciembre: quizá por eso parece haber adaptado sus propuestas a las complejidades que se vienen. “No pienso recortar el gasto. Pienso hacer más eficiente el presupuesto, yo siempre voy por el camino de la productividad ¿Cómo hacemos para tener inversión pública productiva y no un gasto público improductivo. Es una nueva cultura de un Estado social activo”, adelantó en una entrevista a Página/12.

El flamante gobernador electo suele poner como ejemplo de lo que quiere hacer su experiencia reciente en el Senado. “Estaba instalado el sistema del voto electrónico, se había pagado, yo dije que ya que lo teníamos lo hiciéramos funcionar. Había una orquesta y nunca la habían hecho tocar. Que vaya a los clubes de barrio, asociaciones, actividades de solidaridad.” Igualmente, el vice sabe que con el aprovechamiento de los recursos no alcanza. Y que los giros por coparticipación serán esenciales para que su administración pueda al menos comenzar a andar.

¿Qué harán los funcionarios elegidos con estas limitaciones que aparecen en el horizonte? ¿Qué política podrán trazar si casi todo dependerá del auxilio financiero de la Rosada? Scioli tendrá a su favor los números que obtuvo en la elección, el aporte que hizo para la candidatura presidencial. Eso lo fortalecerá en la relación permanente que deberá mantener con la Rosada. “Quiero mandarle un saludo al querido presidente Kirchner. Para mí fue un honor haber sido su vicepresidente. Con Cristina vamos a hacer un buen trabajo”, pronosticó ayer.