La negociación con el Club de París preocupa a la nueva presidenta. La instrucción que impartió es rechazar cualquier condición ponga en peligro el crecimiento y las variantes macroeconómicas de estos años. Japón, Holanda y Austria son, en ese orden, los países que con mayor dureza encaran la negociación. CFK se ilusiona con que Austria modifique esa posición gracias a los buenos oficios del ex primer ministro Victor Klima, quien hoy preside la Volkswagen argentina y la acompañó en su gira europea. Además, en abril la presidenta se encontrará en la cumbre Mercosur-Unión Europea de Lima con su colega alemana Angela Merkel, de quien también espera un gesto conciliador. La propuesta argentina de saldar el total de los 6.000 millones de dólares adeudados en seis cuotas anuales, es perfectamente aceptable desde el punto de vista económico-financiero. Sin duda, la pugna tiene componentes ideológicos: permitir o no que un gobierno díscolo se salga con la suya y eluda el pliego de condiciones del FMI. Se parece en ese sentido a la que Kirchner libró durante los primeros años de su gobierno con los tenedores de títulos de la deuda pública. Pero también hay un costado económico: si la Argentina sigue creciendo como en estos años, serán las empresas europeas y estadounidenses las que presionen a sus gobiernos para liquidar la controversia y tener así acceso al crédito de sus respectivos países.