Lo curioso es que Federico Young fue elegido por Macri como la cara potable de Control Comunal, para darle prestigio al área al lado de una persona que tiene continuidad desde las gestiones de Aníbal Ibarra y Jorge Telerman y que, por este motivo, los macristas preferían ocultar. Se trata del empresario Alberto Meza, un hombre cercano al futuro jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. En los mentideros políticos del macrismo se comenta que va a ser el que realmente maneje el área. Proveniente del mundo empresarial, Meza acompañó a Rodríguez Larreta en su gestión en la Anses como director general de Logística. Después de Cromañón se recicló dentro del gobierno de Aníbal Ibarra, con el desembarco de Juan José Alvarez en Seguridad. Lo trajo uno de los subsecretarios, Pedro Fioreti, quien se fue tras un conflicto que tuvo con Diego Gorgal. Meza tuvo que dejar entonces su cargo de director adjunto de auditoría de la Secretaría de Seguridad y desembarcó en el área de Raúl Fernández, a cargo de una comisión creada por Ibarra para crear un nuevo código de seguridad. Tras la caía del jefe de Gobierno, se reposicionó en el gobierno de Jorge Telerman, como coordinador de una comisión que debía redactar el nuevo Código de Habilitaciones, Permisos y Edificación. Luego fue director general de la auditoría con el ministro de Hacienda Guillermo Nielsen. Ahora será quien maneje los hilos de la Agencia de Control Comunal. “Es un técnico que puede trabajar para Ibarra, para Telerman, para Macri o para quien sea”, lo definía un funcionario del gobierno porteño que lo conoció bien. Como coordinador de las comisiones, Meza dejó algunos recuerdos, no todos gratos, en las asociaciones de profesionales. Tres de ellas –el Consejo Profesional de Arquitectura (CPAU), el Centro Argentino de Ingenieros (CAI) y la Sociedad Central de Arquitectos– tuvieron un encuentro la semana pasada y decidieron pedirle al macrismo que no lo designe. “El estuvo a cargo de una comisión postCromañón en la que trabajamos todas las entidades y Meza no cambió nada. ¿Para qué insistir con esta persona?”, comentó a Página/12 uno de los dirigentes de esas asociaciones.