EL PAíS • SUBNOTA › ARGENTINA, EN EL MISMO HUSO HORARIO DE LAS AZORES
› Por Eduardo Videla
Para los científicos, adelantar los relojes con el objetivo de ahorrar energía es por lo menos “inapropiado”, aunque algunos hablan de un “despropósito”. Dicen que ahora la Argentina, a la que le corresponde el huso horario -4, estará en el -2, igual que las islas Azores, ubicadas en medio del océano Atlántico, por lo cual dicen sentirse “azorados”. Sostienen que “tener claridad a las 10 de la noche, como ocurrirá en muchas provincias, provocará trastornos en el reloj biológico de las personas”. Todo para ahorrar “un 1 por ciento de energía”, según los cálculos que hicieron en el Instituto Balseiro. Los científicos comparan la medida con la que se adoptó, en 1974, por iniciativa de José López Rega.
La indignación de los científicos tiene una razón: ya habían sido consultados al respecto y su opinión quedó plasmada en la ley 25.155, que Fernando de la Rúa vetó un día antes de que entre en vigencia, en 2001. Esa ley proponía todo lo contrario a lo que se hará el 30 de diciembre. La astrónoma Beatriz García, investigadora del Conicet que trabaja en el observatorio Pierre Auger, de Mendoza, lo explicó de esta manera: “A la Argentina le corresponde el huso horario -4 y durante muchos años, en primavera, se adelantaban los relojes para quedar en el huso -3. Pero en 1972 esto dejó de hacerse y el país quedó con el horario de verano. Por eso la ley en la que acordamos todos los científicos corregía ese defasaje para volver al -4”, sostuvo la especialista.
Los expertos sostienen que los husos horarios no son convenciones arbitrarias. “Están hechos para ordenar la vida de las personas sobre la Tierra: el funcionamiento del organismo humano está relacionado con la producción de melatonina, una hormona que reacciona frente a la luz solar. Por eso, los chicos que en el invierno entran de noche a la escuela están dormidos durante la primera hora de clase”, afirmó la astrónoma.
Esto no ocurre tanto en Buenos Aires, sino en el interior del país: el 80 por ciento del territorio está ubicado al Oeste de la capital, donde amanece más tarde. Para corregir ese defasaje, los científicos impulsaban el cambio horario, pero al revés.
“Si quieren, cambien la hora en Buenos Aires”, desafía desde Mendoza el meteorólogo Fernando Norte. El experto se muestra indignado con la medida, que “contradice el criterio científico nacional” y constituye “un disparate similar al que impulsó López Rega en 1974”. Agrega que una corrección horaria como la que se va a hacer va a afectar nagativamente a las personas, especialmente las del interior, “que van a tener luz solar hasta las 10 de la noche, van a descansar mal, lo cual puede tener incidencia en la tasa de accidentes”.
Cuando se observa que son muchos los países del mundo que corrigen sus relojes dos veces por año para aprovechar mejor la luz del sol, García coincide pero advierte: “Ningún país con personas inteligentes tiene los relojes corridos dos horas respecto de su huso horario”.
Los ambientalistas tampoco recibieron bien la medida. Para Juan Carlos Villalonga, de Greenpeace, “es una medida poco conveniente, sin beneficios demostrados, que no tendrá demasiado efecto, dado que han cambiado los usos y costumbres: la vida nocturna es mayor que hace treinta años, tanto en la calle como en los hogares, donde el uso de la TV por cable y de internet, y por lo tanto el consumo de energía puede extenderse durante todo el día”.
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