En pleno enero, el sobre cayó como una brasa ardiente en las manos de una jueza subrogante, que prefirió mirarlo de reojo. Era un CD que llegó en forma anónima y contenía una grabación del caso Skanska. Podría ser, deducen en Tribunales, la versión original completa de la famosa conversación del auditor de la compañía sueca con un ex gerente, en la que hablaban del pago de coimas e involucraban al Enargas y al Fideicomiso del Banco Nación. “Este es el estilo K”, sería una de las frases que contiene la nueva versión y “que antes estaban recortadas”, informaron allegados a la causa. También hay una tercera voz femenina, hasta ahora desconocida. El audio está en pleno análisis y podría confirmar lo que aún es sólo una sospecha: que el diálogo grabado fue alterado o manipulado por la multinacional como parte de un posible intento de encubrimiento.

Hasta el momento, el juez López Biscayart tenía tres versiones distintas de la conversación entre el auditor interno de Skanska, Claudio Corizzo, y el ex gerente Javier Azcárate. Dos las obtuvo en un allanamiento y la tercera la aportó la empresa, pero no había grandes diferencias. El diálogo había sido registrado por el síndico sin conocimiento de su interlocutor, como parte de una investigación interna que siguió a los primeros procedimientos del juez en busca de pruebas sobre evasión tributaria. Se convirtió después en la principal prueba para que otro juez (ahora ex), Guillermo Montenegro, citara a indagatoria a dos funcionarios mencionados como destinatarios de “comisiones” de un 5 por ciento en la adjudicación de las obras de los gasoductos Norte y Sur: Fulvio Madaro, ex titular del Enargas, y Néstor Ulloa, ex gerente de Nación Fideicomisos.

En uno de los tramos que aparentemente habían sido recortados, Azcárate se refiere al “estilo K” y alude a los sobornos en la adjudicación de las obras públicas. También aparece una voz de mujer: si la Justicia logra identificar quién es, podría confirmar la existencia de esa conversación. Varios de los imputados han cuestionado la validez de las cintas como pruebas válidas. El propio López Biscayart, cuando procesó a una decena de ejecutivos de Skanska, evitó apoyarse en ellas, ante la sospecha de que podían estar editadas. Este magistrado ya denunció un presunto intento de encubrimiento de la cúpula de Skanska hacia los gerentes implicados –algunos pusieron su firma en las facturas truchas– a quienes indemnizó con montos astronómicos, desde 490 mil hasta 3 millones de pesos. Oficialmente los mostró como empleados desleales, pero no los denunció y hasta habría ofrecido protección.

Si hubo o no un encubrimiento es algo que debe investigar. El juzgado que dejó Montenegro está vacante y sus secretarios expertos en el caso se fueron con él al gobierno de la ciudad. Tampoco está el fiscal Carlos Stornelli, ahora ministro de Seguridad bonaerense. De hecho, todos los imputados, que son unos 35 entre funcionarios públicos, ex gerentes, altos directivos y personas vinculadas a las facturas truchas, fueron indagados a mediados del año pasado y hasta ahora no hay ningún procesado.