ESPECIALES
Doble efecto negativo
Por Roberto Russell*
América latina ya estaba muy abajo en el orden de prioridades externas de los Estados Unidos, y después de los atentados descendió aún más. Para la Argentina, que dentro de América latina es un país menos relevante que otros como Brasil o México, el impacto, entonces, es doblemente negativo. Por un lado, la importancia del país disminuyó aún más, dado que las prioridades de la política exterior norteamericana están en otra parte y no en el continente. Por otro lado, en un contexto de lucha antiterrorista el eje de la política mundial tiene que ver con cuestiones de seguridad, un área donde la Argentina tampoco ocupa un lugar importante. Al país le interesa la economía. Pero la economía no está al tope de la lista en la agenda de George W. Bush para la región.
La Argentina, desde el punto de vista político y estratégico, es irrelevante para cualquier país poderoso del mundo. Desde el punto de vista económico, y al margen de los problemas internos, su relevancia es marginal. Esto explica en gran medida por qué el país no logra encontrar una vía de acuerdo con las naciones más importantes del mundo y con los organismos multilaterales de crédito.
Los atentados no han hecho más que reforzar lo que cada uno creía antes. No se registraron grandes cambios, ni siquiera en las ideas. Los que ya eran duros, ahora son más duros. Los que proponían soluciones más concertadas –más cercanas a las Naciones Unidas– insisten en ella. Hay quienes proponen atacar las raíces del terrorismo con métodos no militares. Y están los duros, partidarios de una lucha antiterrorista sólo bélica.
El resultado del 11 de setiembre complicó a un mundo que venía mal: el mundo está peor. Pasaron a un lugar secundario temas trascendentes para la Argentina, como los relacionados con la economía, la pobreza, la marginalidad y el medio ambiente. En clave estratégico-militar, los atentados han reforzado el poder de los Estados Unidos. Sobre todo el poder del Estado norteamericano. Sobre todo, también, la tendencia a emprender acciones unilaterales. A la Argentina, país débil, le convienen más bien el multilateralismo, el trabajo de los organismos internacionales, la primacía del Derecho, que hoy parecen planos subordinados a consideraciones militares, políticas y estratégicas. t
* Profesor del Instituto del Servicio
Exterior de la Nación y
de la Universidad Di Tella.