Astor Piazzolla, nacido en 1921, estuvo casi desde la niñez en el ambiente del tango: acompañó a Gardel en 1931, tocó en la orquesta de Troilo hasta 1944 e hizo muchos de sus arreglos, y acompañó a otros músicos y cantantes hasta mediados de los cincuenta. Paralelamente, tuvo una formación musical académica con Alberto Ginastera, y bajo su dirección compuso una Sinfonía de Buenos Aires, que fue ejecutada por la Orquesta Sinfónica de Radio del Estado. En 1954 estudió en París composición con la célebre Nadia Boulanger, maestra de grandes músicos.
En 1955, su retorno a Buenos Aires coincidió con el fin del peronismo y el comienzo de una acelerada apertura en el campo cultural. Piazzolla se ubicó en las discusiones de la vanguardia musical. Su octeto –que integraba con Leopoldo Federico, José Bragato, Enrique Mario Francini, Hugo Baralis, Horacio Malvicino y Atilio Stampone– difundió una música novedosa, de gran complejidad rítmica, riqueza armónica y abundante empleo del contrapunto, que a través de temas emblemáticos, como Lo que vendrá, revolucionó el mundo del tango. Posteriormente Piazzolla utilizó una formación más adecuada a su creatividad: el quinteto; lo acompañaron regularmente Antonio Agri, Horacio Malvicino, Kicho Díaz, Osvaldo Manzi y Cacho Tirao.
Desde entonces, fue corriente discutir si lo que Piazzolla hacía podía ser considerado tango, o quizá música de Buenos Aires, como él mismo propuso, harto de la polémica. Lo cierto es que partidarios y enemigos de Piazzolla constituyeron dos bandos militantes, y que su música se convirtió en paradigma para toda una generación de nuevos compositores. También, que algunos temas suyos lograron una gran popularidad: Adiós Nonino, Verano porteño. En 1968 escribió una “operita” con el poeta uruguayo Horacio Ferrer: María de Buenos Aires, y al año siguiente estrenó Balada para un loco, con letra de Ferrer, que cantó Amelita Baltar y alcanzó un éxito notable, pese a que en el concurso al que se presentó sólo obtuvo el segundo premio. Luego de 1973 Piazzolla se instaló en Europa, tocó con músicos como Gerry Mulligan o George Moustaki, compuso abundantemente para el cine y desarrolló un estilo más alejado de los cánones del tango clásico, que por entonces estaba extinguiéndose. Su prestigio fue muy grande y fue reconocido como uno de los músicos importantes del siglo XX.
Esta entrevista fue realizada en Buenos Aires en octubre de 1988. Piazzolla estaba restableciéndose de una compleja operación y se encontraba en una disposición especial para la conversación, el recuerdo y la reflexión, no habitual en él. Luego de la entrevista continuó con su actividad durante un año y medio, para sufrir un derrame cerebral del que no se repondría. Murió en 1992.
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