ESPECTáCULOS
› “SIMPLEMENTE HUMANO”
El Dogma, algo devaluado
› Por Martín Pérez
Lisa vive con sus padres en una casa vieja. Tan vieja, que va a ser demolida. Lisa tiene un amigo imaginario, que vive detrás de la pared de su cuarto. Piensa que ese amigo imaginario es su hermano, lo cree desde que supo que sus padres decidieron tener un aborto antes que ella naciera. Y quiere que su amigo se mude con ella a su nuevo hogar, un departamento demasiado pequeño para una pareja con un hijo, pero con una vista hermosa. Lisa muere en un tonto accidente de auto mientras sus padres discuten sobre quién va a ir a buscarla a la salida de la escuela. Los padres de Lisa se mudan finalmente al pequeño departamento con una gran vista, pero con su vida hecha pedazos. Y entre los restos de la vieja casa demolida se hace carne el amigo imaginario de Lisa, que está solo en el mundo. Y quiere ser un hombre de verdad.
Según se pudo leer en el periódico neoyorquino Village Voice cuando este decimosexto Dogma fue estrenado en una muestra en el Lincoln Center, Simplemente humano hace honor al primer cliché del Dogma: el inocente debe sufrir para mostrar que la sociedad se fue al infierno. Y a falta de uno, hay dos inocentes en el film de Ake Sandgren: Lisa y su hermano imaginario. Lisa muere apenas comenzado el film. Y su amigo imaginario acechará en las destrozadas vidas de los padres de Lisa y terminará en una casa de inmigrantes, que le posibilita rehacer una vida que nunca tuvo, y romper las reglas más oscuras y ridículas de una sociedad que siempre imagina lo peor.
Tonto antes que ingenuo, y con la mala suerte de encontrarse con gente que porque piensa que es tonto entonces es extranjero, el amigo imaginario de Lisa jamás encontrará la ayuda que necesita para insertarse en la sociedad. Sólo gente tan desesperada como él, que lo ayudará hasta que termine convirtiéndose en un molesto espejo deformante de sus peores temores. La mirada perdida de su protagonista y su devenir episódico y a tientas hace que su ingenuidad termine encarnando la misma de un film que de tan ingenuo parece tonto. Y que realmente termina convirtiendo al Dogma en apenas un gran cliché. Un cliché sensible, torpe y ciertamente interminable.