ESPECTáCULOS
› “THE WEST WING” Y “FRIENDS” ARRASARON EN LA ENTREGA DE LOS EMMY
Cuando la TV también hace la venia
En una ceremonia signada por el espíritu post atentados y las amenazas a Saddam Hussein, los premios de la TV estadounidense consagraron la serie sobre la Casa Blanca y la impecable producción bélica de “Band of Brothers”. “Friends” comenzó a despedirse con varias estatuillas.
› Por Roque Casciero
Dos noticias acapararon los titulares de los medios estadounidenses en los últimos días: el conflicto creciente en Medio Oriente y la entrega de los premios Emmy. Y, por descabellado que parezca afirmarlo, la posible guerra contra Irak –que George W. Bush Jr. quiere iniciar a toda costa– tuvo algún punto de contacto con la glamorosa ceremonia que galardonó a lo mejor de la televisión made in USA. Es que el fervor especial con el que los estadounidenses toman cualquier cosa que toque su vena patriótica desde el 11 de setiembre del año pasado estuvo muy presente en el Shrine Auditorium de Los Angeles. El domingo por la noche, en ese inmenso teatro con aspecto de mezquita –quien quiera ver la ironía, que no se prive– se llevaron las mayores ovaciones el protagonista real de la historia bélica de “Band of Brothers” (un octogenario que se despidió haciendo la venia, para delirio de los emperifollados asistentes) y los programas con temática política como “The West Wing”.
“The West Wing” (en Argentina se ve por el Warner Channel), la serie con Martin Sheen que narra la vida dentro de la Casa Blanca, cosechó varios de los premios más importantes: mejor drama, actriz dramática (Allison Janney), y actor y actriz de reparto en ese rubro (John Spencer y Stockard Channing, quien también ganó esa categoría en miniseries). Otro programa que se fue con tres de los Emmys más codiciados fue “Everybody Loves Raymond” (Sony). Entre las comedias, se quedó con los de mejor actor y actriz de reparto (Brad Garrett y Doris Roberts) y con el protagónico masculino, para Ray Romano. Romano fue, de paso, uno de los grandes animadores de la ceremonia: cuando subió para entregar un premio, aseguró que quería ganar para que sus padres –en un juego entre ficción y realidad– dejaran de instalarse en su casa cada año para brindarle apoyo. Cuando finalmente le dieron su ansiada estatuilla, lo primero que dijo fue: “¡Mamá, papá, al aeropuerto!”.
La presencia del multimillonario elenco protagónico de “Friends” (Warner) en pleno hacía presuponer lo que se dio al final. Por primera vez en sus ocho años de historia, en el momento en que enfrenta su última temporada, los seis amigos neoyorquinos se llevaron el premio a la mejor comedia. Jennifer Anniston, además, obtuvo el de mejor actriz del rubro. Acompañada por su marido, el actor Brad Pitt, la rubia fue de las más fotografiadas en la alfombra roja.
Precisamente, la entrada de los asistentes a la ceremonia se da entre gritos enloquecidos de cholulos irremediables y de fotógrafos desesperados por obtener el mejor perfil de las estrellas. Pero las estrellas no parecen pensar en otra cosa que no sea entrar al teatro: según las malas lenguas, el apuro es para que no se las vea transpirar por el calor de Los Angeles. Sin siquiera intentar una ridícula comparación de glamour entre los Martín Fierro y los Emmys, hay que decir que, aunque los premios a la tevé norteamericana parecen estar en baja, ninguna estrella quiso perderse la ceremonia. Incluso las de Hollywood. Sobre el escenario del Shrine estuvieron Steven Spielberg y Tom Hanks (productores de “Band of Brothers”), entre otras estrellas del cine. Y hasta el rocker Ozzy Osbourne y su familia –que ganaron, en una preceremonia de la semana pasada, en la flamante categoría de reality show– subieron para presentar un galardón.
Los grandes perdedores de la noche fueron “Six Feet under” (HBO) y “Will and Grace”. Los actores que encarnan a la familia especializada en pompas fúnebres no se llevaron ninguna de las varias estatuillas para las que estaban nominados y fueron de los primeros en irse, con cierta mueca de disgusto, del Shrine Auditorium. Si se hubieran quedado a la fiesta en el subsuelo del teatro, tal vez la comida se les habría atragantado. A pesar de que cosechó siete Emmys en rubros técnicos, “Six Feet under” apenastuvo dos en la gran ceremonia: para su director Allan Ball y para la actriz invitada Patricia Clarkson. Muy poco para las 23 nominaciones con las que contaba. A los amigos Will y Grace les fue todavía peor, porque los ignoraron olímpicamente a pesar de la gracia inocultable del programa. Pero, entre la suerte de premio a la trayectoria para “Friends” (que debió haber ganado mucho antes) y la arremetida de “Everybody Loves Raymond”, se quedaron sin ninguna de las estatuillas importantes.
Otros de los premiados a los que se puede ver en la Argentina fueron Anthony LaPaglia (mejor invitado en comedia por “Frasier”), Cloris Leachman (invitada en comedia por “Malcolm in the Middle”) y “Band of Brothers” (mejor miniserie y dirección de miniserie). Los conciertos de Sting en Toscania (nada menos que el 11 de setiembre de 2001), que en la Argentina emitió Music Country, y el especial “America: a tribute to the heroes” (concierto para recaudar dinero para los familiares de las víctimas de los atentados) también tuvieron sus premios. Hasta el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani estuvo presente repartiendo premios. Pero la que se ganó todos los comentarios de ocasión fue una ignota rubia cuarentona que saludaba a todo el mundo: entre todos los atuendos rimbombantes de la noche, ella tenía el más llamativo. Su vestido de gala estaba hecho como de pliegues de la bandera de barras y estrellas. Es decir, bien a tono con la ocasión.
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