ESPECTáCULOS
Cuando es más fácil competir en la tele que ganar el loto o la quiniela
El último día de casting para entrar a “Gran Hermano III” mostró, en River, el rostro de una generación que quiere salvarse como sea.
› Por Mariano Blejman
La entrada al estadio de River parece una máquina encendida, a todo vapor, que se va tragando –lentamente y hasta con cierto placer– una fila de postulantes a la felicidad. Adentro, sin luz natural, sobre una grada que los mantiene bien dispuestos, la tele hace preguntas en primera persona a quienes deseen formar parte de la gran familia: ¿Tiene hijos? ¿Tiene novia? ¿Mantiene a su familia? ¿Realiza alguna actividad artística? ¿Lee? ¿Escucha música? ¿Tiene relaciones con los medios de comunicación? ¿Por qué quiere ingresar al programa? Esos fueron los primeros interrogantes que respondieron las 2500 personas que participaron del último día de casting para ingresar al “Gran Hermano III” que irá por Telefé, desde el 15 de octubre hasta el 3 de febrero. El ciclo irá todos los días a las 23 y habrá un especial los martes a las 21. “Cabe recordar que la primera convocatoria se hizo en mayo pasado y asistieron 50 mil personas. De aquel grupo ya hay varios preseleccionados”, explica Marcos Gorban, productor ejecutivo del reality.
La cola de ingreso es una romería de apuestas a una mejor vida. A esta altura, la tele es una especie de Superman que todo lo puede, que todo lo resuelve con tan sólo prenderse: la historia consiste en ingresar al mundo catódico y después se verá cómo se sigue, con la fama a cuestas. La mayoría de los postulantes llegó a las inmediaciones del estadio para probarse entrada la noche. “Es más fácil competir contra 12 personas en una casa televisada que ganarse el loto o la quiniela”, asegura Romina Arias, de 25 años, quien trabaja en una agencia matrimonial y practica boxeo. Arias deja claro, por las dudas, que las dos ocupaciones no tienen relación entre sí. Daniel Silva, de 25 años, es profesor de educación física (“ahora tendría que estar estudiando”, asegura). “Pero vengo a que me vean: me gusta la idea de estar encerrado con gente que no conozco.” Silva es instructor y además da clases de skateboard. Para Gabriel Romero, en tanto, la historia es bien simple: “A mí me trae acá la situación. Ahora debería estar buscando laburo. En este programa tendrían que tener en cuenta las circunstancias de cada uno”, dice, como si estuviera en “Recursos humanos”, el ciclo de Canal 13 que consigue trabajo.
Quien ya pasó, y de verdad, por “Recursos Humanos” es Gastón Cruz, de 29 años. Cruz incluso ganó en Canal 13 y obtuvo un puesto en la empresa Rolito, aunque el contrato duró sólo tres meses. Ahora está de vuelta en la calle. En su formulario, la pregunta de ¿por qué quiere ingresar a Gran Hermano? no tiene renglones vacíos. “De chico fui pibe de la calle. Luego conocí a mi mujer y fui saliendo. Hasta hace poco –antes de Rolito– tenía un buen trabajo en Bimbo, entregando pan lactal. Pero eso se cortó. Como mi mujer es de Santiago del Estero, conocí allá una escuela muy pobre y desde hace un tiempo los apadrino: les llevamos ropa y mercadería a los chicos. Quiero ganar para poder seguir enviándoles cosas. También me gustaría quedarme con un poco porque estoy desempleado”, confiesa como con culpa. Miguel Agüero llegó de Córdoba a las 7 de la mañana. Bárbara Ludueña, de 21, vino de Cañuelas a acompañar a su amiga de 20. Pero como ella era menor, terminó anotándose y su amiga quedó afuera. “Vine a levantarles el ánimo a los muchachos”, desafía Ludueña, quien confiesa ser peluquera y estar dispuesta a todo para quedarse.
Todos –o casi todos– siguieron con detenimiento las versiones anteriores. La mayoría sabe que el ciclo fue y será conducido por Soledad Silveyra y Mariano Peluffo, y que Juan Alberto Badía participará de los debates sobre quién debe quedarse. De lo que tienen dudas es del leitmotiv que llevará el tercer ciclo, que había amenazado con ser “El desafío”, pero todavía no confirmó su nombre de guerra. Lo que casi nadie sabe todavía es que la producción de “Gran Hermano III” suspendió esa idea de enfrentar dos casas entre sí.
“Esto del casting a último momento es puro bombo y platillo para hacer ruido. A mí me suena que ya está todo arreglado”, dice Florencia B., quien decidió suspender su prueba “justo a tiempo”. Ella estuvo despierta einquieta toda la noche y, como era temprano y seguía sin dormir, se vino al Estadio a ver “qué onda”. Ahora tiene que volver a su trabajo que, por el momento, es más estable que la tele.