ESPECTáCULOS
› ENTREVISTA A LA DOCUMENTALISTA CANADIENSE MONIQUE SIMARD
“La TV genera percepciones falsas”
La realizadora llegó a Buenos Aires para participar de “Docbsas”, un encuentro que busca reflejar el auge del género en el mundo, en el que, además, seleccionará títulos argentinos para coproducción.
Por Ana Bianco
Está considerada una de las principales productoras del cine documental canadiense, es una inclaudicable feminista y militante política y sindical. Y, como si eso fuera poco, preside la prestigiosa Cinémathèque Québecoise, con sede en Montreal. Se llama Monique Simard y llegó a Buenos Aires para participar de la segunda edición del Docbsas, el encuentro dedicado a la producción y difusión del mejor cine documental argentino y mundial. Simard es una de las integrantes del jurado que evaluará los proyectos finalistas de cine documental argentino que aspiran a una coproducción internacional. De paso, presentará hoy en la sala Leopoldo Lugones dos films canadienses que ella eligió personalmente, como ejemplo de lo más relevante de la actualidad del género en su país. La vitalidad del documental y su singular trayectoria fueron uno de varios temas en la charla con Página/12.
–¿Cómo fue su transición de la actividad política y sindical hasta dedicarse al cine?
–Fue al revés. Primero estudié cine y a los 28 años opté por la carrera de Ciencias Políticas. Durante diecinueve años ocupé cargos importantes en la actividad sindical y luego fui diputada por el Partido Québecoise, de corte progresista. A partir del 2000, finalmente volví al cine y desde el año pasado presido la Cinemateca. Retomar el cine fue como volver a las fuentes. Me interesa un cine comprometido, con temática social, pero no necesariamente politizado. En realidad cambié de actividad, pero mis convicciones y mis compromisos son los mismos. Los documentales en mi país se difunden por televisión e influyen a un público considerable. Es primordial cuidar que el cine documental no se transforme sólo en reportajes, debe permanecer siendo cine y en esto siempre hay una lucha con la TV. El desafío es imponer la propia interpretación de la realidad. En Estados Unidos, los cineastas independientes tienen serias dificultades para aplicar sus puntos de vista. Sobre el 11 de setiembre el punto de vista canadiense difiere por completo del estadounidense, es mucho más crítico. Y nosotros tenemos un espacio importante para producir documentales, a través del National Film Board.
–¿Qué criterio de selección utilizó para los dos films canadienses que se exhiben en el Docbsas?
–Elegí dos películas inéditas y recientes que no fueron concebidas para TV. La mayoría de los documentales en Canadá primero son pensados para la TV y esto les resta calidad cinematográfica. Estos films, en cambio, tienen un rasgo poético y una calidad superior a la media de los que se pasan por tevé. Tres princesas para Roland describe el ambiente desfavorable donde se mueve un grupo de mujeres. A medida que el film avanza y a pesar de que la protagonista está muy golpeada por la vida, la directora le da una dignidad al personaje que es admirable. Por su parte, Océan es un film, diría, formalista. El cine de la directora Catherine Martin está marcado por una preocupación por el paso del tiempo. En este caso es el tren el medio, que además está en vías de extinción. Como verá, opté también por elegir películas dirigidas por mujeres (risas)...
–Usted se define feminista. ¿Qué proyectos le atraen como productora?
–Soy reconocida como feminista, pero a través de mi productora no respaldo sólo films feministas. Algunas directoras vienen a proponerme proyectos porque les merezco confianza. Acabo de estrenar en Canadá, el jueves pasado, un film dirigido por dos mujeres sobre adolescentes varones en la secundaria. En toda América del Norte la relación de los chicos con la escuelas es cada vez más difícil. La deserción escolar en los varones es del cuarenta por ciento. En la Universidad de Quebec, este año se inscribieron un setenta por ciento de mujeres y un 30 por ciento de hombres. El film se interroga sobre este desfasaje. Me interesa la temática de los jóvenes y los niños. Este año produje una película sobrelos chicos y los juegos de azar. Un tema desconocido y muy grave. Otro proyecto que estoy iniciando y se va a filmar en cinco países es sobre la pobreza de los niños en Palestina, Brasil, Canadá, India y el Congo.
–¿En qué consiste su participación en este encuentro?
–El bombardeo de información televisiva genera percepciones falsas de la realidad. Un documental con una historia simple, de la calle, puede ayudar a la comprensión de la realidad y transformarse en algo importante. En el workshop sobre cine documental vamos a trabajar sobre aspectos de la forma, la estructura, la escritura y la producción. Existe un acuerdo de cooperación cinematográfica entre la Argentina y Canadá y se puede llegar a montar algunos proyectos. Además voy a presentar el film Partituras, sobre la Marcha Mundial de Mujeres. Es la película más difícil que produje hasta ahora. El trabajar con una directora como coordinadora y cinco directoras desparramadas por el mundo no fue nada sencillo. El desafío era reflejar una amplitud de criterio y a la vez una perspectiva local con diversidad cultural y geográfica. La idea y realización fue de Sophie Bissonnette, participó Deppa Damraj de la India, Helene Klodawsky de Estados Unidos y Pat Fiske y Nicolette Freeman de Australia, Anne Lavie Folly de Senegal y Carmen Guarini, en representación de América latina. Estoy contenta con el resultado y me quedaron ganas de trabajar con realizadoras de otros países. Sin la ayuda y la audacia del National Film Board no se hubiera podido hacer. Guarini filmó en Ecuador. El enfoque era común con otras poblaciones autóctonas, como las mujeres inuit, al norte de Canadá, que pelean por hacerse un lugar en la comunidad. En Ecuador son las mujeres las que toman con sus propias manos sus asuntos, no son presentadas como víctimas, son mujeres que luchan.
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