ESPECTáCULOS
El arte de lograr la excelencia en tríos que se tocan de a cuatro
El London Baroque es uno de los mejores grupos de cámara especializados en ese repertorio y hoy toca en Buenos Aires.
› Por Diego Fischerman
En su último CD, dedicado a obras de Händel y editado por el sello Bis, el grupo London Baroque se une a la notable soprano Emma Kirkby –que hace menos de un mes deslumbró al público de Buenos Aires, en su actuación con la Orchestra of the Age og Enlightment–. La revista Goldberg, una publicación angloespañola especializada en lo que el mercado identifica como música antigua (anterior a 1750, aproximadamente) y, sin duda, la voz más respetada en la materia, consideró que “jamás se logró tal perfección en un disco con música camarística para cuerdas”. No es, desde ya, la única grabación del London Baroque que los especialistas consideran un hito. Sus versiones de música de Henry Lawes, de las Fantasías de Henry Purcell, de las Sonatas a Trío de Carl Philipp Emanuel Bach o de la música para cuerdas de Johann Pachelbel (incluyendo el famoso Canon) son referencias inevitables en ese repertorio. Y hoy a las 20.30, como parte del ciclo de Festivales Musicales, tocarán por primera vez en Buenos Aires.
Integrado por Ingrid Seifert y Richard Gwilt en violines barrocos, Charles Medlam en violoncello barroco y Terence Charlston en clave, el London Baroque se presentará en el Teatro Avenida (Avda. de Mayo 1212) para hacer un programa dedicado íntegramente a composiciones de Johann Sebastian Bach y su familia: la Sonata a Trío Nº 1 (transcripta de la Sonata para órgano BWV 525) de Johann Sebastian, la Polonesa y Fantasía en Re Menor de Wilhelm Friedmann, la Sonata a Trío en Si Bemol Mayor H 584 de Carl Philipp Emanuel, la Sonata en Sol Mayor de Johann Christoph Friedrich y el Dúo para violines y el Concierto en Re Mayor para clave de Johann Christian (esta última obra en una edición realizada por Mozart y numerada en su catálogo como K 107). La razón de que estas sonatas a trío incluidas en el programa sean tocadas por cuatro instrumentos (podrían incluso ser más) es que, en el barroco, el bajo continuo se consideraba una sola parte musical independientemente de la cantidad de instrumentos que lo conformaran. Este bajo se estructuraba, como mínimo, con un instrumento que tocaba los acordes y otro que duplicaba la línea más grave. El bajo continuo podía estar a cargo de uno o varios instrumentos que hicieran los acordes (clave, órgano, laúd o guitarra) y que tocaran el bajo (violoncello, viola da gamba, violone, fagot o tiorba). La forma mínima (y más frecuente) de este antecesor de lo que en el primer rock fue la unidad de guitarra rítmica y bajo era la integrada, tal como en el London Baroque, por clave y violoncello.