Sáb 05.10.2002

ESPECTáCULOS

“No nos sentimos cómodos en los moldes estilísticos”

Esta noche, La Portuaria exhibirá en el ND/Ateneo su faceta 2002, presentando un EP al que sus músicos definen como “solo un recorte” del universo del grupo.

› Por Roque Casciero

La Portuaria nunca para de mutar, al punto de que a veces se hace difícil, para los no avisados, saber de qué se habla cuando se habla de esa banda. Lo único que permanece inalterable es la presencia de Diego Frenkel, frontman y fundador del combo al que alguna vez se definió como de world beat. El resto de los integrantes ha rotado periódicamente, y los estilos fueron y vinieron, siempre mezclados por la vocación del grupo de “jugar con libertad”, según el cantante. Desde su vuelta a la acción tras un parate de cinco años, La Portuaria sacó un álbum, Me mata la vida, en el que retomaba su clásica intención de mixturar ritmos del mundo con el rock. Pero la formación que grabó ese disco se achicó hasta el punto de que ahora el grupo es un cuarteto: además de Frenkel, están el tecladista Sebastián Schachtel (socio musical del vocalista desde 1993), el baterista Colo Belmonte y el recién llegado bajista Pablo Jiménez. Hasta despertar, el EP que la banda presentará en vivo hoy en el Teatro ND Ateneo, trae otros cambios: dos canciones nuevas, un remix, una versión remozada de “Nada es igual” y un cover de “Perfidia” muestran a la banda en versión intimista y austera. “En realidad, el EP es como un recorte de una parte del universo de La Portuaria”, aclara Schachtel. “Eso no quiere decir que nuestro próximo disco, que seguramente saldrá el año próximo, vaya a ser todo así. De hecho, el sábado vamos a presentar dos temas nuevos y son bien fuertes.”
–¿Por qué decidieron mostrar en disco ese recorte y no otro?
Colo Belmonte: –Eso fuimos amasándolo en los shows, a diferencia del disco anterior, al que preparamos en estudio antes de tocar en vivo. En este caso, la formación y el repertorio del EP, que son como la médula del sonido actual de la banda, se fueron armando sobre el escenario. Adaptamos las canciones para tocarlas en vivo y recibimos la respuesta de la gente, vibramos con esa situación, lo maduramos y recién después grabamos.
–Lo que impacta de entrada en el EP es la ausencia de vientos, que antes eran importantes en el sonido de La Portuaria. ¿Por qué redujeron la formación?
Diego Frenkel: –Cuando decidimos volver a armar La Portuaria estábamos con las premisas de retornar a las fuentes de la banda o a lo que creíamos que eran las fuentes.
Sebastián Schachtel: –De algún modo, eso tenía que ver con afirmarnos, con pararnos en un lugar seguro pensando que ésa era la identidad del grupo.
D.F.: –Además, estábamos comprometidos con un montón de cuestiones folklóricas y étnicas. ¿Qué pasó? Tocamos en vivo mucho tiempo ese material, hasta que se nos vino una realidad distinta encima que nos hizo muy bien. Después de tocar ese material en shows multitudinarios y en giras con otras bandas, todo llevado a un estado “mega”, decidimos hacer algo mucho más íntimo, más asequible. Entonces nos reagrupamos como cuarteto e hicimos un ciclo que duró siete meses: “La Portuaria acústico” en La Matriz. A todo esto, Sebastián incorporó un teclado nuevo con una sonoridad que nos resultó muy importante, agregamos más contrabajo... Se afianzó un sonido que, como dijo el Colo, tuvo que ver con la experiencia de tocar mucho. A partir de ahí empezamos a reemplazar los vientos por guitarras o teclados, a buscar una síntesis. En sí, es volver al concepto de síntesis del rock: armar una orquesta con cuatro personas.
–¿La realidad que se les vino encima también tuvo que ver con lo económico? Porque hoy no es tan fácil mover a una banda con muchos integrantes.
D.F.: –Sí, claro, era muy complicado seguir con la banda multitudinaria, porque todos los integrantes eran parte del proyecto.
S.S.: –Era una estructura muy pesada. Y, en definitiva, esa estructura termina por aplastarte, porque pasás más tiempo intentando sostenerla que trabajando en la música.
D.F.: –De todos modos, eso nos hizo bien desde el punto de vista artístico. Ahí encontramos una esencia muy fuerte, de donde surgieron las canciones para el EP. Eso después resultó condimentado con un toque electrónico con la coproducción de Diego Vainer.
–Antes hablaban de que tenían un compromiso con lo folklórico. ¿Qué cambió dentro de ustedes?
D.F.: –Hay disparadores inconscientes. La verdad es que tenemos gustos musicales muy amplios y diversos. En nuestras casas de la infancia, por lo que hemos hablado, circularon discos que fueron componiéndonos como músicos. Todo eso hace algo en uno, después uno debe ubicar eso dentro de sí con un sentido y una coherencia. Eso no es fácil: nunca terminamos de sentirnos cómodos en abrocharnos a un molde estilístico. Nuestra visión de la música es amplia y buscamos aquello con lo que nos sentimos identificados en cada momento.

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