Hubo un tiempo en que reinaba la música andina. Y hubo un tiempo en que, prácticamente, desapareció del mapa. Huancara es un grupo que empezó en ese primer tiempo, hace exactamente veinte años, pero para el que, afortunadamente, nunca llegó el segundo. Con cuatro discos editados, un espectáculo didáctico itinerante y, ahora, con un museo de instrumentos americanos montado en el Centro Cultural Borges (Viamonte y Florida), festejan el aniversario con un ciclo de conciertos, los sábados de este mes a las 22.30, en la Sala Piazzolla de ese centro. Entre otros invitados participan allí viejos amigos como el percusionista Domingo Cura o la cantante Verónica Condomí. Daniel Sartori, uno de los fundadores del grupo, dice que, tal vez, la mejor descripción de la música que hacen la haya dado un diario brasileño, que habló de una “mezcla perfecta de raíces y creación”. Es que Huancara, en realidad, casi no hace temas tradicionales. “Con el tiempo, nos fuimos quedando con los temas propios y fuimos componiendo cada vez más”, explica Sartori. Fernando Barragán, otro de los integrantes, cuenta que el proyecto didáctico nació como consecuencia de haberlo conocido a Ariel Ramírez y, como suele suceder, como fruto de una serie de casualidades. Una pelea entre Ramírez y Jaime Torres terminó haciendo de Huancara (que también integran Horacio Straijer, Horacio Salerno, Ariel Hernández y Rodrigo Reparaz) el grupo acompañante en la Misa criolla. Y cuando Ramírez, en ese momento al frente del flamante Centro de Difusión Musical, planeó el ciclo La música va a la escuela, el primer protagonista fue, precisamente, Huancara. “No somos ortodoxos”, afirma Sartori. “Los folklores andinos para nosotros conforman un cierto abecedario. Después, nosotros tenemos que hablar con él, y las palabras y las frases son nuestras. Se trata de encontrar un lenguaje propio a partir de una tradición riquísima.”