Sáb 12.10.2002

ESPECTáCULOS

“Hay muchos que me sobreestiman”

Luis Alberto Spinetta cuenta por qué no le gusta ser un músico influyente y anticipa sus nuevas canciones.

“Estoy usando el disco para expresar una gran necesidad, que la gente reaccione, que ponga las cosas en su lugar. Los músicos también, en un plano más sobrio, tienen que hacer cosas para la gente. Eso también tiene que ver con la mezquindad, eso de llenar salas y teatros. Ahora hay que donar los shows, pienso... Eso no quiere decir que no hay que hacer shows que se paguen sino que hay que hacer un esfuerzo más.” Las palabras de Luis Alberto Spinetta exponen de modo realista su relación con la actualidad y su percepción de la crisis. Su inconfundible lenguaje artístico se caracteriza por los simbolismos, y en sus entrevistas el Flaco suele esquivar las alusiones explícitas a la realidad. Un especial que emitirá Canal (á) el 5 de noviembre recorre distintas facetas personales y artísticas del músico, que viene de corroborar su prestigio nada menos que en el Teatro Colón.
Página/12 tuvo acceso a una parte del reportaje que, según la producción del canal, privilegia lo atemporal. En el adelanto, en tanto, habla sobre el rol del artista en estos tiempos, sobre su próximo disco, y manifiesta su opinión respecto de una reciente encuesta del Suplemento No que lo distinguió como el músico más influyente de la historia del rock nacional. “Hay músicos que no se dan cuenta del papel social que cumplen, el poder que tienen de paliar con su creatividad lo que la gente tanto necesita... Hay gente que se aprovecha, en lugar de darle a la gente algo bueno le dan mierda”, dice.
Spinetta señala que sus nuevas canciones, que serán incluidas en un próximo disco, hablan “de la naturaleza, de la muerte, de la miseria, de la soledad. De la miseria porque es un reflejo del disgusto interior. En su origen, las canciones son de una simplicidad bastante notoria, pero eso no quiere decir que carezcan de profundidad. Al contrario, parece un resumen porteño de lo que yo quiero hacer”. Al mismo tiempo, el músico dice sentirse aún más sensibilizado por sus nietos, “los dos nuevos nietos que he tenido hace unos meses. Me siento embelesado por la presencia de estos chicos. Esta conmoción es hermosa. Genera en mí ternura, y una cosa que se caracteriza por su intensidad y su calibre, no por su volatilidad. A mí me hace bien elegir esos conceptos y llevarlos adelante. Es lo que siempre hago y funciona”. Un percance, más allá de las actuaciones y de las giras, dilató la grabación del nuevo disco. “Sufrí una impasse no sólo por los viajes sino porque un disco rígido donde tenía cuatro canciones se voló, voló la data y lo tuvimos que grabar de nuevo. Pero no estaban totalmente terminadas sino bastante avanzadas.”
Recientemente, cuando el Suplemento No festejó los 500 números, una encuesta entre rockeros argentinos lo consagró como el músico más influyente de la historia del rock nacional. Lo votaron músicos de distintos estilos y generaciones, y ganó con buen margen en la consulta. El Flaco, se sabe, es bastante refractario a esa clase de homenajes. En este caso, aportó su particular mirada para leer la encuesta: “Ser el músico más influyente no significa nada. Es muy relativo. A nadie le puede molestar que digan eso. También pienso, bueno, demostrámelo. Cuando hay gente que tenía un concepto almendriano y empezó con eso y ahora hace... (hace un gesto y emite una onomatopeya cercana al chingui chingui), cumbia, no sé, mucho no me debe escuchar. Aflojó un poquito su entereza. Se garcó y empezó a hacer cosas que no tienen el mismo calibre y no piensa ni remotamente parecido al que lo influyó, en este caso yo. La verdad es que no se nota que haya sido el músico que más influyó”.
De fondo, mientras Spinetta señalaba su prescindencia respecto de lo que influyó en sus colegas, se lo ve en vivo cantando su nueva versión de “Ana no duerme”. Luego, el músico vuelve a desmitificar su figura: “Yo creo que hay mucha gente que me sobreestima. Que piensa que estoy todo el día como redrogado. Y ni en pedo. Me idealiza como que soy supervirtuoso. Cosa que no es real, o que estoy todo el día tocando para lograr lo que hago.Dicen: ‘¿De dónde saca esas cosas?’. Y no sé de dónde, pero hay que sacarlas. Me encanta hacer ese juego de conejo que sale de la galera y mostrar algo que siga con esa calentura. Es lo único que me mantiene vivo”.

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