ESPECTáCULOS
› LA “DESPEDIDA” DE CHARLY GARCIA EN EL GRAN REX
Un mito y su eterno retorno
Esta noche, mañana, el martes y posiblemente el jueves 19, concreta un final de temporada, luego de la edición de su notable “Influencia” y una seguidilla de buenos shows. Estrenará una canción, “Dealer”.
› Por Javier Aguirre
Contundente y genial en los escenarios, elogiado en cada reseña de su último álbum Influencia, campeón otra vez en el Luna Park, atildado y bien lúcido en las entrevistas, sin escándalos a escala Say No More y lejos de los clavados desde novenos pisos: el 2002 de Charly García fue todo lo que no habían sido los años anteriores. La gran estrella del rock argentino coronará el año de su retorno a partir de esta noche, cuando comience su serie de conciertos en el teatro Gran Rex, que continuará mañana y el martes. De acuerdo con el buen ritmo en la venta de entradas para los tres shows ya anunciados, la producción no descarta la posibilidad de agregar una nueva función para el próximo jueves 19.
Ese sugestivo lema que enmarca estas presentaciones, Adiós Charly García, además de aludir al recordado par de recitales con el que despidió a Sui Generis en septiembre de 1975 (con la misma tipografía, inclusive), tomado en serio podría resultar estremecedor: ¿quién tiene ganas de bocetar una Argentina sin Charly? El slogan del adiós, pícaro a varios niveles, también parece chicanear la teoría periodística del retorno de García, a la que este año abonaron tanto la consistencia de Influencia como la solidez de sus conciertos en vivo (para la que hay que consignar su aplaudido cambio de banda): ¿Si Charly se va, es que vuelve Say No More? Y por otra parte, si el adiós de Sui Generis trajo todo lo que vino después, ¿qué es lo que seguirá a esta despedida? En principio, habrá una canción para estrenar, “Dealer”, con la que abrirá estos shows.
Para los conciertos en el teatro de avenida Corrientes, García mantendrá el equipo de músicos chilenos que presentó este invierno en el Luna Park: Antonio Silva Peña en batería, Carlos González Vázquez en bajo y Kiuge Hayashida en guitarra, junto a quienes se mantiene, en guitarra y coros, María Gabriela Epumer, única sobreviviente de la formación que lo acompañó durante los agitados y nebulosos años noventa. La banda, que ensayó durante toda la semana en los estudios TNT, llegará también afilada por una nutrida agenda de conciertos recientes: el último fin de semana Charly tocó en Rosario –para 5000 personas– y en Bahía Blanca (donde compartió cartel con Fito Páez), y la semana anterior había reunido a unas 6000 personas en tres funciones en Mendoza. García, además, mantiene su standard de presentaciones imprevistas por el under: la última de ellas, en Don Torcuato, junto a los promisorios pero desconocidos Too Cool & My Chot.
La edición de Influencia y su paso por el Luna Park son los momentos claves de la reconstrucción de este presente “de regreso” de García. Si bien nunca dejó de cosechar elogios durante los últimos años, lo había logrado bajo cierto manto de piedad, cariño y respeto a la trayectoria, más que por su actualidad. Aquellos shows de inciertos finales, de sonido entre experimental y despreocupado, a veces con más presencia en las voces de la corista Epumer que del propio Charly, parecieron quedar en el pasado a partir de los shows en el estadio de Corrientes y Bouchard. La certeza de que vivía un momento de especial iluminación artística terminó de confirmarse cuando ese vivo potente y bien sintonizado coincidió con un álbum que además de traer en bandeja dos hits simultáneos (“Vicio” y “I’m not in love”), y de apropiarse del cover más apropiado (“Influencia”, original de Todd Rundgren, con traducción deliberadamente traidora), sonaba menos insondable y experimental y, acaso, más comprensible. Seguramente también, más inspirado. No por nada, días después de la edición del disco, afirmó irónicamente a este diario que los discos buenos eran los anteriores... Y no tanto el último.
Por todos estos motivos habrá que concluir que ningún adiós ocurrirá. Ni esta noche, ni mañana, ni el martes. Todo lo contrario: García siempre está volviendo.