Vie 13.12.2002

ESPECTáCULOS

“Ahora puedo grabar lo que a mí más me gusta”

Luis Salinas cierra hoy y mañana un año productivo presentando en vivo sus nuevos cd, “Música argentina”, dedicados al tango y al folklore, con temas propios y también versiones de clásicos.

› Por Roque Casciero

A Luis Salinas el orgullo no le cabe en su cuerpo de oso cuando relata todo lo bueno que le sucedió en 2002. En el repaso entran viajes por América latina y Australia, cinco recitales en compañía de los hermanos Fattorusso y la llegada al Colón junto a Dino Saluzzi. Entonces la sonrisa se le hace grande. Y se ensancha todavía más al mencionar lo que, según él mismo, será el cierre ideal para su mejor año profesional: los shows de hoy y mañana en el Teatro Cervantes, en los que presentará los dos volúmenes de Música argentina, sus nuevos discos. “Era una idea que tenía atragantada y que tenía que sacar para afuera de una vez. Creo que el éxito está en poder hacer lo que uno quiere y necesita, por eso me sentí feliz apenas terminé de grabarlos. No podía pensar en otro disco, tenía éstos en la mente y en el corazón”, explica.
–¿Por qué dice que tenía “atragantado” hacer discos de tango y folklore?
–Porque fueron de las cosas que más me costaron. Durante mucho tiempo se me vio un guitarrista de jazz, pero yo no me considero así, sino un músico que usa el concepto del jazz. O sea, tocar el tema e improvisar sobre él. Pero no soy como Walter Malosetti u Oscar Alemán, por mencionar a gente muy conocida. Sin embargo, lo que me sucedía cada vez que quería hacer algo de música argentina era que no tenía el apoyo que sí recibo cuando hago otras cosas. Por suerte, mi carrera ha crecido: ahora puedo grabar lo que más me gusta, es decir hacer un disco como quiera, sabiendo que hay un público para eso.
–¿Sólo eso determinó que Música argentina saliera ahora?
–Se dieron un montón de factores para poder hacer los discos, aunque la situación del país no diera para grabar. Hace poco me dijeron que estos discos son casi testimoniales y me doy cuenta de que cuando toco lo hago como si dijera: “Puedo hacerlo igual, a pesar de todo”. Yo elegí vivir acá, primero porque tenía a mi madre y ahora porque tengo a mi hijo. A veces me dan ganas de viajar y de que la cabeza salga para otro lado, pero después quiero volver. Y cuando llego a Ezeiza me da una alegría bárbara, aunque no puedo explicar por qué... (risas). La gente puede pensar que los artistas andamos por encima de la realidad, que nos ponemos a tocar y estamos en otra cosa, pero vivimos acá. Me considero nacionalista, en el buen sentido, y sufro con todo lo que pasa en mi país. No me gusta hablar de política porque empiezo a ponerme mal. Me produce mucha impotencia la situación y creo que lo único que puedo hacer es, precisamente, hacer lo mío lo mejor que pueda. No tenemos otra fuerza que esa. Y quizás esa impotencia uno después la larga al tocar.
–Es interesante el concepto que usted enuncia en el arte del disco: “Para mí no hay tango o folklore, sino música argentina”.
–Los brasileños no hablan de samba o bossa nova, hablan de música brasileña. Los cubanos dicen “música cubana”. Nosotros, por cuestiones que vienen desde hace mucho tiempo, todavía estamos “que los porteños esto, que los provincianos aquello”. Y por eso hay tanta separación entre el tango y el folklore. Pero voy a mencionar ejemplos: Hugo Díaz, santiagueño, hizo un disco de tango que es de los más lindos que escuché en mi vida; Rubén Juárez es para mí el número uno cantando y tocando tangos, y es cordobés; Adolfo Abalos ha compuesto tangos y Horacio Salgán escribió zambas. Creo que el músico argentino tiene un toque especial, por eso hablo de música argentina, aunque pueda sonar irrespetuoso.
–¿Cuál fue el origen de este proyecto?
–Con la banda con la que grabé estos discos (el guitarrista Horacio Avilano, el bajista Juancho Farías Gómez, el percusionista Alejandro Tula y el tecladista Javier Lozano) nos conocemos desde hace años y siempre tocábamos esto en lugares chicos, para nosotros, hasta que decidimos probarlo. Fuimos a tocar a Mendoza y a San Juan, donde si hacés mal lo del folklore directamente te dicen que toques otra cosa, pero nos fue muybien. Además, se prendieron a tocar con nosotros Jaime Torres, Rubén Juárez, Adolfo Abalos... Y eso te va autorizando.
–¿Cuándo empezó a prestarle atención a la música argentina?
–Desde siempre. Mi viejo era chaqueño, mi vieja salteña y mi padrastro correntino. Cuando era chico escuchaba chamamé. Mi primer contacto con otra música fue con Santana y Oscar Alemán, pero lo del folklore ya lo tenía adentro.
–Entonces, ¿haber hecho estos discos es como cerrar un ciclo?
–Es probable. No puedo hacer tango o folklore tradicional, porque estaría mintiéndome y mintiéndole a la gente. No soy eso y hay otros tipos que lo hacen fenómeno. Pero sí respeto mucho las raíces. De hecho, los discos de música argentina que escucho son de Piazzolla para atrás, porque me parece que ahí está la raíz. Para poder tener autoridad, hay que ir donde están los maestros. Cuando hablo con Salgán o con Adolfo Abalos es una bendición, porque son ellos los que me dicen: “Es por acá”. Podés improvisar, todo bien, pero hay cosas que hay que respetar.

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